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Campeón al atardecer

Stanislas Wawrinka ingresa tarde a la lista de triunfadores de uno de los cuatro torneos mayores del tenis.

Después de haber combatido en 507 batallas en los torneos más importantes del mundo, el suizo Stanislas Wawrinka se llenó de gloria a los 28 años de edad con una sorprendente victoria sobre el español Rafael Nadal en la gran final del Abierto de Australia con escore de 6-3, 6-2, 3-6, 6-3, ante 15 mil personas congregadas en la arena Rod Laver.

En el arranque del torneo pocos le dieron crédito a la capacidad de respuesta de Wawrinka al haber figurado en el main draw con jugadores fuera de serie como el serbio Novak Djokovic, tetracampeón de la justa, así como su paisano Roger Federer, ganador de 17 cetros de Grand Slam y el propio Nadal, quien buscaba su catorceavo título para igualar a Pete Sampras.

El suizo no se acomplejo y se abrió camino venciendo al kazajo Andrey Golubev, al colombiano Alejandro Falla, al canadiense Vasek Pospisil (por default) y al español Tomy Robredo. En cuartos de final sorprendió al mundo al imponerse a Djokovic y en la semifinal borró al checo Tomas Berdych, para ganarse el derecho de medirse contra el mallorquín.

Tener del otro lado de la red al número uno del mundo y vencerlo en cuatro sets, en uno de los escenarios que ejercen mayor presión, fue un logro mayúsculo que lo encumbró en una época en la que el tenis-dólar es muy demandante por la gran competencia que impera en el circuito, a través de miles de jugadores que semana a semana buscan la fama y la fortuna.

La estrategia que aplicó Wawrinka para sacudirse 12 derrotas consecutivas de parte de Nadal en sets consecutivos en diferentes torneos y en todo tipo de superficies fue muy clara: para neutralizar el saque del zurdo Manacor devolvió al centro, luego buscó intercambios cruzados y capturó puntos importantes con tiros rectos de derecha y revés, llevándose prolongadas ovaciones.

A partir del tercer juego del segundo set, el partido tomó un rumbo diferente porque Nadal se lesionó de la espalda, se fue al vestuario usando tiempo de más en su recuperación, fue abucheado a su regreso y el nivel del encuentro se vino abajo.

Estando el score 5-3 y 40-0 del cuarto set, fue un momento que tomó con mucha calma el suizo, pues soltó un primer saque sobre el revés de Nadal y con sangre fría interceptó un pique corto con un derechazo. Elevó los brazos y celebró con su coach sueco Magnus Norman.

A lo largo del torneo el veterano suizo disputó 22 sets, 726 puntos, 174 juegos, 81 aces, seis tie breaks, acertó 275 winners, cometió 252 errores no forzados con un tiempo en cancha de 15 horas y 57 minutos, así como una ganancia de dos millones 302 mil 339 dólares estadounidenses.

Stan admitió que un día antes del duelo final para evitar el estrés se hizo presente en la exposición de los 50 años de historia de James Bond y después de haberse trasladado a los vestidores con trofeo en mano para tomar una ducha, dijo estar viviendo un sueño.

Su sentir es justo porque ya es la tercera raqueta mundial, solo debajo de Nadal y Djokovic y tendrá el honor de representar a Suiza como número uno en el duelo de Copa Davis que sostendrá ante Serbia como visitante a partir del 31 del presente mes.

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