After Office

Brigitte Broch, la maga del detalle de 'Moulin Rouge'

Desde las óperas primas de González Iñárritu y Guillermo del Toro, hasta grandes producciones en Hollywood, Brigitte Broch ha hecho de la ambientación y el diseño de producción un arte del detalle.

La magia de su obra radica en hacer que todo parezca tan natural, que no se note.

Como directora de arte y diseñadora de producción, Brigitte Broch se encarga de concebir desde los planos arquitectónicos de los sets hasta la paleta de colores que dará tono al universo de cada historia en la pantalla.

Desde hace tres décadas, su trazo ha dejado una marca propia en una parte importante del cine nacional: Amores Perros, 21 gramos y Biutiful, de Alejandro González Iñárritu; comedias como Sólo con tu pareja, ópera prima de Alfonso Cuarón; La vida conyugal, de Carlos Carrera; o el universo vampiresco de Cronos, de Guillermo del Toro, entre muchas otras cintas a lo largo de 30 años de trayectoria.

Es tan meticulosa que incluso coloca objetos dentro de los cajones, aunque éstos no se vayan a abrir. Cada elemento, dice, le ayuda a crear un lugar sólo posible en el andamiaje de una película.

Los detalles tienen mucha importancia, y los mismos actores me lo han dicho: que los he hecho sentir en su casa en su espacio

EL TOQUE BROCH
*La última cinta en la que participó fue Protegiendo al enemigo, de Daniel Espinosa, en 2012. No está retirada, pero volvería al cine si encuentra un proyecto que le atraiga. Mientras, está dedicada a la docencia en la Universidad de la Comunicación.

*Ha ganado los Premios Ariel a la Mejor Ambientación por Cronos (1993); Mejor Diseño de Arte por Sexo, pudor y lágrimas (2000); el Oscar por Mejor Diseño de Producción por Moulin Rouge (2002) y nominada al Art Directors Guild Award por Mejor Diseño de Producción - Cine Contemporáneo por Babel (2007), así como al Goya a la Mejor Dirección Artística por Biutiful (2011).

*Otros títulos de su filmografía son Bandidos, de Luis Estrada; Lucía, Lucía e Hidalgo: La historia jamás contada, de Antonio Serrano; En el punto de mira, de Pete Travis, y The Reader,
de Stephen Daldry.


"Los detalles tienen mucha importancia, y los mismos actores me lo han dicho: que los he hecho sentir en su casa, en su espacio", dice en entrevista la directora de origen alemán, quien el año próximo cumplirá medio siglo de haber adoptado este país como su residencia.

"Me pasó con Sean Penn en 21 Gramos y me dio un placer enorme que viera y reconociera ese trabajo. Él es un actor de método, se mete hasta el tuétano para ver qué saca para su personaje, y yo sé que para él es importante encontrarse con un ambiente que lo apoye", afirma.

Broch se inició en este oficio de la única manera posible en México: como autodidacta. "Si me hubiera quedado en Alemania o en Estados Unidos, entre tanta gente con escuela no hubiera podido desenvolverme igual", asegura la artista."Este país me dio la oportunidad de formarme y tener unas experiencias duras y a la vez fantásticas".

Aún le sorprende cómo en México los problemas técnicos se resuelven más con creatividad que con recursos. En contraste, dispuso de la abundancia de una producción de los estudios 20th Century Fox por la cual recibió un Oscar: Moulin Rouge (2001). Fue su segunda nominación por un trabajo con el realizador Baz Luhrmann; en 1997 compitió con Romeo + Julieta.

"Es increíble poder hacer una cosa como Moulin Rouge, pero tal vez siendo yo quien soy, encuentro más libertad en personajes humildes y sus ambientes".

Si me hubiera quedado en Alemania o en Estados Unidos, entre tanta gente con escuela no hubiera podido desenvolverme igual


EL OFICIO DE MIRAR
Una trama de ficción, asegura, no se cuenta sólo con las actuaciones. Todo lo que ve el espectador le dice algo de esa historia. Como autodidacta en todas las áreas que intervienen en su quehacer, reconoce que su profesión es, sobre todo, de observadora.

"En mi trabajo es tan importante la observación como la creatividad. Todo cuenta. A partir del guion, lo que hago es una investigación a fondo, no sólo del espacio, sino de los personajes que lo van a habitar", comparte.

Para acercarse a ellos, dice, elabora casi un sicoánalisis: los sigue desde que nacen hasta la edad en la que habitan el set. Lo suyo es una forma de reescritura, con los datos del guion que le brindan posibilidades de trazar toda la vida de los protagonistas.

"Sólo así vamos a entender por qué hay detalles que quizá no se esperan, pero tienen que ver con la vida, el crecimiento y la formación de esos seres. Eso me parece lo más importante para transformar cualquier espacio en algo personal e individual", precisa.


En mi trabajo es tan importante la observación como la creatividad; todo cuenta. A partir del guion, lo que hago es una investigación


Su labor persigue la verdad dentro de la ficción, pues, explica, la fantasía surge de las realidades de las personas, que viven y que sueñan.

Broch recibió un homenaje en la pasada edición del Guanajuato International Film Festival (GIFF), donde también recibió la Medalla Filmoteca de la UNAM. Y es que su trabajo ha sido fundamental en el impulso que tomó el llamado nuevo cine mexicano.

"No sabía en qué me metía, pero fue puro placer, a pesar de las dificultades, pura pasión, de una película a la otra; me tocó comenzar con gente que ahora triunfa en el mundo: Luis Estrada, Alfonso Cuarón, Memo Del Toro, Alejandro González Iñárritu, con quien tuve cuatro años de intensa colaboración", dice. Fue con éste último con quien, confiesa, aprendió a ser tan exigente consigo misma.

Ese rigor autodidacta hizo escuela. Figuras reconocidas internacionalmente como Eugenio Caballero o Salvador Parra aprendieron de ella.

"Puede que haya sido pionera. Yo sólo entré con bastante poca conciencia a hacer un trabajo y gozarlo y de ahí al siguiente, y al otro y al otro. De repente me di cuenta de que el cine fue cambiando, la gente que forma el diseño de arte cambió y me da mucho gusto ver cómo se ha afianzado el asunto del arte dentro de un crew de una película", afirma.

También lee: