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Bertolt Brecht, la cicatriz sobre la cicatriz

Bertolt Brecht fue una de las figuras intelectuales más importantes de la República Democrática Alemana. Cuando cayó el Muro de Berlín, en 1989, se creyó que su obra iba a ser olvidada, pero no fue así. Por el contrario: resurgió entre las sombras del teatro. 

Cuando cayó el Muro de Berlín en 1989, el gremio teatral europeo creyó que se trataba del "acta de defunción" de Bertolt Brecht (1898-1956), una de las figuras intelectuales y artísticas más arraigadas de la República Democrática Alemana (RDA). Pero no fue así, observa el dramaturgo y director francés David Psalmon.

"Aunque el teatro lo olvidó un poco a principios de la década de 1990", dice, el espíritu marxista brechtiano renació entre las sombras de las salas de teatro en 1999, "cuando el mundo se dio cuenta de que la caída del Muro fue una falacia, pues se trató sólo de la absorción de una Alemania pobre por una mucho más adinerada".

La razón del retorno del autor de La ópera de tres centavos (1928) se debió principalmente a los movimientos de independencia de las ex repúblicas socialistas de Yugoslavia (Bosnia y Herzegovina, Croacia, Macedonia, Montenegro, Serbia y Eslovenia), de 1991 a 1999, afirma el egresado del Théâtre National d'Evreux y director artístico de la compañía TeatroSinParedes. 

"Brecht se nos regresó a la fuerza con un teatro que preguntaba, dialogaba y cuestionaba. Todos nos habían dicho que el comunismo había muerto, pero la oleada de regreso, al menos en el teatro, fue la más poderosa después de la caída del Muro".

Además, recuerda Psalmon, el teatro brechtiano reconquistó los escenarios europeos por "la necesidad de incorporar la dialéctica y cuestionar el papel del teatro en la sociedad".

En este sentido, fue la falta de análisis dialéctico lo que hizo de la Reunificación Alemana una farsa, considera el también actor, radicado en México. "En cambio, lo que se privilegió con esa unión fue la economía de mercado. Por eso, aunque hoy ya existe una nueva identidad en Alemania, todavía quedan cicatrices de aquella época", asegura.

En su opinión, el regreso de Bertolt Brecht es esencial hoy para redefinir la función del teatro en el mundo contemporáneo: "Lo que nos corresponde hacer a los creadores teatrales es tratar de unir las piezas rotas de un mundo destruido, y creo que un diálogo con Brecht es el mejor camino para hacerlo".

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