After Office

Borges, Whitman y un tal Carriego

La editorial Lumen saca a la luz un libro que es dos libros: 'El Tango: Cuatro conferencias'. Suculenta doble fiesta para cualquiera que admire la literatura y la música.

Siguiendo al otro célebre ciego, podría decirse: Borges, el domador de epifanías. Siempre se llega a él por primera vez. No importa cuántas veces se le haya visitado, en Adrogué, en la Biblioteca de la Calle México o en el café Tortoni, Borges siempre es nuevo, como Shakespeare, Goethe o Dante. La editorial Lumen saca a la luz un libro que es dos libros: El Tango: Cuatro conferencias. Suculenta doble fiesta para cualquiera que admire la literatura y la música.

Si son indispensables las conferencias de Siete Noches, que compiló y publicó el Fondo de Cultura Económica, estas charlas no parecen menos apetecibles. Se trata de las que dio en El Sur en 1965. No es lícito ni pernicioso comentar el brillante prólogo del editor, porque desde allí comienza la aventura borgeana de esta obra que llega a las manos del lector con su propia andanza; fantástica por lo demás.

Son muchísimas las atenciones que el escritor brindó al género a lo largo de su monumental biblioteca personal. Un buen lector de Borges lo sabe (uno nuevo lo descubrirá con inolvidable asombro). Este libro tiene la cualidad de los textos orales: el gran dictador tiene voz y su voz, aroma. Aroma gaucho, aroma Whitman, aroma Carriego.

Y la fecha es el año 1880. Se supone que entonces surge oscuramente, clandestinamente, el tango.


No hay relación, pues, presente. No existe ese fenómeno tradicional de repasar un texto que alguien, quien sea, escribió para ser leído en un presente perfecto. Aquí escuchamos (como en Siete Noches) a un escritor muerto hace 31 años como si esta misma noche, mañana o la semana entrante se preparara para la eternidad, para una parodia de la eternidad. Asombra en este caso (porque el orador se permite la licencia de presentarnos a la Argentina, o a una idea de la Argentina; la arcaica, la grande, la íntima Argentina). Qué paciencia la de Borges.

Tímido que era hasta para describir El Sur. No se desilusione el fortuito lector si no encuentra la historia del tango en estas páginas. No vale, acaso, la pena, una Historia semejante. Sería de un tedio infinito; un grosero favor al tango mismo. Mejor aún: como Dante, déjese llevar al lado del Virgilio Borges por su idea, lo que él entiende de ese género poético de arrabal.

Dice Cortázar que un puente es un hombre cruzando un puente. El puente aquí es Borges. Los lados del Río (acaso el de La Plata) son dos hechos argentinos universales. ¡Y qué tango!

Jorge Luis Borges
El tango: Cuatro conferencias
Editorial: Lumen
Precio: 169 pesos

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