Amados objetos que guardan historias

Rodrigo Rivero Lake pone el ojo donde otros no. Como coleccionista y anticuario, reúne objetos que establecen diálogos singulares, como los que se exhiben, con parte de su acervo, en el Museo de Arte Moderno.

Amados objetos reúne 180 piezas que datan del siglo XVI al XX -40 de los haberes del recinto y 140 propiedad de Rivero Lake- que hablan entre sí sobre las travesías por tierra y de ultramar, pero también de los desplazamientos estéticos que ha experimentado el arte mexicano a lo largo del tiempo.

"México, a través de su arte, ha viajado por el mundo desde el siglo XVI, tanto por comercio o coleccionismo, como por acciones de conquista territorial", comenta Rivero Lake, cuyas piezas establecen una ruta estética que va de México a Perú, de Filipinas a China, de India a Flandes, de Francia a Portugal, y de España a México, nuevamente.

Una travesía cultural que, bajo la curaduría del propio Rivero Lake y la directora del museo, Sylvia Navarrete, yuxtapone obras antiguas y modernas, para mostrar la diversidad de perspectivas que sobre un mismo tema, como la Fe, han primado en diferentes pepocas; así se puede ver el San Benito, que Cristóbal de Villalpando firmó en 1680, dialogando con La resurrección de Lázaro, de Carlos Mérida, de 1961.

La muestra permanecerá abierta hasta el 8 de octubre.

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