Seattle se convirtió en la primera ciudad de Estados Unidos en permitir que choferes de compañías como Uber y Lyft puedan formar sindicatos para tocar temas como salarios y condiciones de trabajo.
La ley aprobada el lunes por el Consejo de la Ciudad es vista como un caso de prueba para la cambiante fuerza laboral del siglo XXI. Las empresas se opusieron férreamente al decreto y se prevé que apelen ante la corte.
El consejo aprobó la medida por una votación de 8-0. La ley requiere que las empresas que contratan choferes de taxis, las empresas de transporte bajo demanda y las aplicaciones de traslado, negocien con sus conductores, en caso de que la mayoría demuestre que quieren ser representados.
Uber, con sede en San Francisco, y otras empresas, argumentan que la ley federal del trabajo prohíbe a las ciudades regular acuerdos colectivos para contratistas independientes, y el decreto violaría las leyes federales antimonopolio.
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