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¿Por qué Microsoft tiene que colgar para siempre su teléfono inteligente?

Han pasado dos años desde que Microsoft se convirtió en una compañía de teléfonos inteligentes, y no debería seguir haciéndolo.  Te decimos por qué.

¿Sabías que Microsoft fabrica teléfonos inteligentes? ¡Lo hace! Pero no debería seguir haciéndolo.

Han pasado casi dos años desde que Microsoft se convirtió en una compañía de teléfonos inteligentes mediante la compra de partes de la pionera de teléfonos celulares Nokia. La transacción de nueve mil 500 millones de dólares fue el 137º intento de Steve Ballmer de dar a Microsoft una posición relevante en computación más allá de las PC.

Antes de eso, la estrategia de Microsoft en teléfonos inteligentes era similar a la táctica de Google con Android. Microsoft creó una versión del software Windows que licenció a especialistas en teléfonos como Samsung. Casi nadie compró los teléfonos Windows.

La idea que subyacía en la transacción de Nokia era imitar el modelo de negocios de Apple. Si Microsoft tomaba el control de la capacidad de Nokia en lo relativo a la producción de teléfonos inteligentes y lo combinaba con el software Windows, la compañía podría tener una mejor oportunidad de consolidarse en móviles. Eso pensaba.

La compra de Nokia para lanzarse al negocio de teléfonos inteligentes pareció a casi todos una mala idea desde el principio. Ahora tiene aún menos sentido.

Microsoft reveló que vendió 2.3 millones de sus teléfonos inteligentes Lumia en los tres meses hasta el 31 de marzo. Eso supone un promedio de alrededor de 26 mil por día del trimestre en todo el mundo. General Motors vendió más vehículos en el mismo período, y los autos y los camiones cuestan algo más que los teléfonos. Microsoft tiene una participación de 2 por ciento en el mercado de teléfonos inteligentes, menos de la que tenía antes de la compra de Nokia.

Las débiles ventas no son del todo accidentales. El máximo responsable ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella, decidió el año pasado apuntar los teléfonos inteligentes de Microsoft a mercados de nicho como usuarios de empresas y entusiastas de Windows, y dejar de tratar de convertirlos en un producto masivo. Más que un cambio de estrategia fue un reconocimiento de que los teléfonos inteligentes Windows no se vendían de forma masiva.

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 MOLINOS DE VIENTO

Nadella heredó una compra de Nokia que en un primer momento no le gustaba, pero es hora de que deje de desperdiciar atención ejecutiva y dinero de los accionistas en molinos de viento con forma de teléfonos inteligentes.

El negocio de los teléfonos inteligentes ha sido un dolor de cabeza para Nadella, y nada auguraba un éxito estratégico que compensara los problemas. Durante un tiempo, Microsoft perdió dinero en cada teléfono inteligente que hacía incluso antes de que los aparatos llegaran a salir de la fábrica. Apenas meses después de entrar en funciones como máximo responsable, Nadella tuvo que despedir a 12 mil 500 empleados procedentes de Nokia; luego despidió a otros miles el año siguiente para conseguir que el negocio de teléfonos inteligentes de la compañía al menos cubriera los costos.

El negocio de teléfonos es casi inexistente en el plano económico, dado que representa menos del 4 por ciento de los ingresos de Microsoft. La compañía tiene suficiente dinero para seguir gastando eternamente en teléfonos inteligentes y ver si tienen éxito. Pero no es eso lo que quiere Nadella. Ha abandonado otros proyectos que no eran esenciales para que Microsoft pudiera concentrarse en lo que mejor hace.

Su gran éxito sería ahora bajar para siempre la cortina de los teléfonos móviles. Descansa en paz, teléfono inteligente Windows. Casi nadie te echará de menos cuando te hayas ido.

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