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¿Por qué había moscas en la cápsula espacial rusa?

La cápsula espacial rusa Soyuz TMA-13M aterrizó la mañana de este lunes en Kazajstán y, además de celebrar el regreso de los tres cosmonautas, los involucrados recuperaron un contenedor con moscas drosophila criadas en condiciones orbitales.

Además del exitoso aterrizaje de tres cosmonautas, el equipo de recepción en tierra de la cápsula espacial rusa Soyuz TMA-13M celebró la recuperación de un contenedor con moscas drosophila criadas en condiciones orbitales.

El contenedor con los insectos se encuentra a salvo, dijo Grigori Mélejov, jefe del destacamento de búsqueda y rescate que acudió a la estepa de Kazajstán, a donde esta mañana regresó la nave tras casi 170 días en el espacio.

Se trató de una operación nada fácil debido a las adversas condiciones meteorológicas, que cubrieron con niebla el lugar del aterrizaje, explicó a la agencia rusa Itar Tass.

Los ejemplares de drosophila nacieron y crecieron en órbita en el interior de la Estación Espacial Internacional (EEI) y con ellos se analizó la manera en que un organismo se adapta a las condiciones que existen en el espacio.

El objetivo final de este experimento es comprender los efectos de un viaje espacial de larga duración sobre los seres humanos.

Se estima que esos insectos, que también son usados como modelo genético para el estudio del Parkinson y la enfermedad de Huntington, son buenos sustitutos para el análisis de la microgravedad en organismos multicelulares.

El cosmonauta ruso Maxim Surayev junto con los astronautas Reed Wiesmann, de Estados Unidos, y Alexander Gerst, de la Agencia Espacial Europea, regresaron de la EEI tras dos mil 640 vueltas a la Tierra equivalentes a 112.6 millones de kilómetros.

En la estación permanecen los cosmonautas Alexandr Samokutiáev y Elena Serova, así como el astronauta estadounidense Barry Wilmore, quien sustituye a Surayev como comandante.

El próximo 24 de noviembre viajará a la EEI la nueva tripulación conformada por el cosmonauta Antón Shkaplerov, el estadounidense Terry Virts y la astronauta de la Agencia Espacial Europea Samantha Christoforetti.

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