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Hasta 11% de videojugadores en el mundo sufre de adicción


 
Rosalía Servín Magaña
 
Estudios internacionales señalan que entre un siete y 11 por ciento de los jugadores en el mundo sufren algún tipo de adicción a los videojuegos y el uso de las tecnologías, lo cual a decir de expertos podría representar un problema potencial, especialmente entre la población joven.
 
Éste es un caso de ellos: a sus ocho años, Patricio gustaba de la lectura y el cine, contaba con una pequeña biblioteca donde pasaba tiempo inmerso en sus libros y cuentos, se declaraba fan de Harry Potter y le emocionaba la saga de la Guerra de las Galaxias. Pero a sus manos llegaron las consolas de videojuegos, que en tan sólo unas semanas lo alejaron de sus más grandes gustos, al grado de causarle una adicción, que todavía es tratada por una médico especialista.
 
"Fue la exclusión social lo que nos llevó a comprarle primero el Wii y después el Nintendo", recuerda Jorge, padre de Patricio, quien comenta que ni él ni su esposa estaban muy de acuerdo en la adquisición de estos juegos, pero debido a que su hijo comenzaba a padecer bullying en la escuela, por estar fuera de estas tecnologías, finalmente cedieron.
 
"Llegaba de la escuela y lo único que le interesaba era jugar. Además, los fines de semana podría pasar hasta cinco horas al frente del aparato, dejó de leer, ya no quería ver películas ni siquiera ir al cine, todo se le hacía aburrido y se volvió monotemático, pues todas sus conversaciones giraban en torno a los juegos, abunda Jorge, quien dice a este diario que tras algunos meses de observar esta conducta, decidieron retirarle radicalmente los videojuegos a su hijo.
 
Entonces, Patricio comenzó a presentar un agudo síndrome de abstinencia: irritabilidad, ansiedad, tristeza y hasta depresión," aseguraba que se iba a morir pronto y hasta nos acusaba de ser malos padres. Además de que lloraba por cualquier cosa. Fue entonces cuando sus padres decidieron recurrir a una neuropediatra.
 
"Después de cuatro o cinco consultas (de mil 200 pesos cada una) y carísimos medicamentos contra la ansiedad, Patricio comienza a recuperarse. Han pasado cuatro meses de que el niño empezó a ir a consultas y gradualmente ha vuelto su gusto por el cine y la lectura", dice jorge un poco más tranquilo.
 

 
Uso patológico
 
Algunos países han reconocido el problema de la ciberadicción, e incluso han abierto clínicas para tratar esta obsesión a la red y los videojuegos (Australia, China, Corea del Sur y Holanda son algunos de ellos). Otros como Estados Unidos han planteado la posibilidad de ubicar esta adicción como parte de los desórdenes mentales.
 
En México no existen cifras oficiales al respecto, pero algunos estudios calculan en ocho por ciento el número de adictos a estos juegos, así como los obtenidos en línea.
 
De acuerdo con la firma internacional de investigación de mercado Newzoo, enfocada a la industria del juego, en 2011 existían en México 16 millones de jugadores activos, los cuales gastaban 29 millones de horas por día jugando (1.8 horas por jugador). La mayoría (20 por ciento) en juegos de consola, seguido por (18 por ciento) en juegos de redes sociales, así como en juegos en línea, aparatos móviles y sitios web (con 14 por ciento cada uno).
 
Este año, la Asociación Mexicana de Internet realizó una investigación de hábitos de usuarios y concluyó que hay 45.1 millones de usuarios a Internet en México (más de 60 por ciento se ubica entre los 12 y 34 años de edad), de los que uno de cada cuatro lo hace para jugar.
 
Una investigación hecha a mil 200 niños y adolescentes en México, reveló que casi 10 por ciento de ellos tenía signos de uso patológico de los videojuegos, de ahí la alerta de especialistas hacia el aumento de esta problemática, especialmente en este segmento poblacional.
 
"Sí se han incrementado los problemas de adicción a videojuegos en niños, lo que implica riesgos físicos y psicológicos, que pueden ir desde alteraciones de sueño o depresión, a la incapacidad para socializar, la ansiedad o el síndrome de abstinencia, entre otros", comenta en entrevista Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI).
 
Una de las cosas que se detectan en los niños que tienen este tipo de adicción a juegos, tecnología y gadgets, son conductas violentas, a las que se suma una notoria dispersión --pues ya nada les llama la atención y dejan de hacer cosas que antes les satisfacían--, así como depresión, pues es común que el juego sustituya la atención que los niños buscan de sus padres sin obtenerla.
 
"Algo que se observa casi en todos los casos de niños con adicción, es la ausencia de los padres, quienes además se han convertido en padres-niños; es decir papás que se comportan como niños y difícilmente asumen su rol, poniendo reglas o estableciendo límites", asegura la especialista.
 
De hecho en el CEEPI, 60 por ciento de las familias son de este tipo, lo que hace que estos problemas se incrementen, abunda Sotelo, quien señala que 30 por ciento de los niños que acuden a este centro, tienen este tipo de adicciones a los videojuegos o corren el riesgo de desarrollarla en algún momento.
 
Vacíos emocionales
 
Al respecto, Luis Clemente Jiménez Botello, doctor en ciencias neurofisiológicas y académico del Tec de Monterrey, asegura que la adicción al juego puede estar relacionado con vacíos emocionales y una falta de atención en el hogar, que tratan de llenar jugando.
 
"El rol de los papás es importante, poner atención a lo que el niño necesita. No se trata de prohibir el juego, sino de darle un adecuado tiempo y espacio y sobre todo, no tratar de llenar la vida del niño con esto, para sustituir el tiempo que los padres no pueden darle", dice.
 
Además de los problemas psicológicos y de conducta, algunos estudios recientes revelan que otra consecuencias en el abuso de estas tecnologías, es el incremento del sedentarismo, la obesidad, el riesgo del síndrome metabólico y con éste también el cardiovascular.
 
Un análisis hecho en 34 países del mundo y publicado en 2009, advertía que una tercera parte de los jóvenes entre los 13 y 15 años de edad eran obesos y llevaban una vida sedentaria, que incluía al menos tres horas diarias de televisión, jugar videojuegos o chatear.
 
Para el especialista del Tec, está comprobado que hay una relación directa en el incremento de la grasa corporal, con las horas que se pasa frente a un aparato, es decir sedentarios, a lo que se suma la mala alimentación, pues es común estar rodeados de comida chatarra mientras se juega.
 
Si bien, neurológicamente o estructuralmente no se ha detectado cambios en las personas que utilizan los videojuegos, Jiménez Botello explica que cuando se genera una conducta adictiva, se podría presentar un desbalance en la dopamina, cuyo principal problema es que los niños desarrollan una baja tolerancia a la frustración, pues en la vida real no es tan fácil perder y volver a empezar.
 
"La alteración de vías dopaminérgicas a nivel del núcleo accumbens (al que se le atribuye una función importante en la recompensa, risa, placer, adicción y miedo y donde la dopamina actúa como neuroestabilizador del núcleo), puede ocurrir sólo en aquellos niños que generan adicción al videojuego, presentándose un desbalance en la vía de la recompensa, de modo que el ganar no es el que los hace sentir bien, sino el saber que pueden volver a jugar", indica.
 
A estas afecciones los especialistas resaltan también padecimientos relacionados con problemas posturales: lumbalgias, dolor de espalda, deformidad de la columna y otros malestares de la mano, producto de los movimientos que se hacen al manejar los controles del juego.
 
En general hay tres esferas de afectación: la parte relacionada al sedentarismo, que lleva al síndrome metabólico y riesgo cardiovascular; la alteración de la psique, donde el niño tiene un vacío emocional y aislamiento que lo conduce a un efecto social por la incapacidad de relacionarse e interactuar; y las afectaciones físicas por la postura del cuerpo, concluye el neurofisiólogo.
 
Los expertos insisten en que no se trata de satanizar la tecnología, pero es importante que los niños sepan usarla, bajo la supervisión de sus padres, para evitar caer en los excesos, que es cuando se convierte en adicción y como tal, en una condición negativa.
 
Señales de alerta
1. Perturbación en el patrón de vida. Si una persona juega videojuegos toda la noche y duerme en el día, eso puede ser una señal de que debe buscar ayuda profesional.
2. Si el potencial adicto a Internet o a los videojuegos pierde su trabajo, o deja de ir a clases para poder estar conectado o poder jugar.
3. Necesidad de más. ¿El jugador tiene que jugar cada vez más en periodos más extensos para tener el mismo nivel de emoción?
4. Retiro. Algunos adictos a Internet o a los videojuegos se vuelven irritables o ansiosos cuando se desconectan, o cuando son obligados a retirarse.
5. Ansiedad. Algunos adictos experimentan ansiedad o necesidad compulsiva de jugar o de estar en línea cuando están alejados del mundo digital.
 
 
 
 
 

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