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Era digital modifica forma de escuchar y consumir música


 
Notimex
 
En México, al igual que en numerosos países, la tecnología incidió en la manera de escuchar música y transformó hábitos de consumo, lo que originó una alta descarga de canciones sin control, ante la falta de una legislación que regulara el fenómeno.


En el año 2000, al no existir una ley adecuada, surgieron modelos no controlados de distribución de archivos de música en formatos que convirtieron el gusto de escucharla en un negocio sin freno.


Esta situación sangró a empresas legalmente constituidas que las llevaron a levantar la voz en demanda de la protección de los derechos de autor.


Al paso de los años se consideró que legislar y obligar al pago por obtener una canción o un compilado de temas sería una vía inmediata para solucionar el problema, además, se vio como una oportunidad para abaratar la producción y distribución de discos, y de paso, evitar la quiebra de ese negocio.


Asimismo, se optó por ofrecer catálogos completos de gran calidad.


Actualmente, y de acuerdo con informes de organismos e instituciones especializadas, se sabe que en los años recientes se dio una expansión global con enormes expectativas, y que lograr que se pagara por descargar música sería factible a través de servicios como iTunes, que funciona hasta ahora como la plataforma más reconocida a nivel mundial.


Con el nacimiento de un nuevo modelo, el "streaming", que permite la reproducción de una canción en línea sin necesidad de que sea comprada por el usuario, surgieron plataformas que se han posicionado bien como Spotify, Pandora y Deezer.


Las compañías efectúan el pago correspondiente de derechos de autor a las disqueras y músicos, y ello se genera cada vez que un usuario solicita una canción.


Lamentablemente, los primeros tropiezos ya surgieron en este modelo de comercialización, pues en fecha reciente el señalamiento en contra de Spotify por parte del líder de Radiohead, Thom York, y el productor Nigel Godrich, quienes colaboran en la banda Atomes for Peace, puso en la mesa "cierta inconformidad".


Tanto Godrich como York decidieron el retiro del material de su dueto; el proyecto de Godrich, "Ultraísta", y el disco de York, "The eraser", lo cual contó con declaraciones en Twitter desde la cuenta certificada del productor musical.


"La industria musical está siendo tomada por la puerta de atrás, y si no hacemos lo que es justo, el arte se verá afectado. No se equivoquen, es la misma vieja industria que trata de mantener su dominio sobre el sistema.


"Los números no cuadran, ni siquiera para Spotify: pero no es sólo por eso, se trata de establecer un modelo valioso para el futuro", señaló Godrich.


Brian Molko, líder de Placebo, también cuestionó el asunto de los derechos, por lo que reveló a "Music Week": "Yo no veo problemas en poner tus sencillos ahí, porque eso funciona como si estuvieras en la radio, pero no veo que haya buenas negociaciones en el rubro de los derechos digitales".


Las declaraciones hechas por Thom York, Nigel Godrich, Brian Molko y otros músicos menos ponderados parecen advertir que esta es una plataforma que no les representa ningún beneficio económico como creadores.


Batallas legales como la de Apple y Apple Corp. hicieron que no se considerara la entrada de los discos de The Beatles en servicios de "streaming", pues la negociación tuvo que hacerse con otro segmento de la empresa de Steve Jobs, el de iTunes.


Otros exponentes más tardaron tiempo en analizar su entrada a este segmento, como la discográfica EMI, que dejó el camino libre para que Pink Floyd llegara al servicio un par de meses atrás, después de una batalla por parte de Spotify en la que retaban a los fans de la agrupación inglesa para reproducir más de un millón de veces de "Wish you were here", la única canción disponible en este momento, y, con ello, desbloquear todo el contenido de los autores de "The Wall".


Metallica fue de las últimas bandas en ceder los catálogos en Spotify, pues se ha caracterizado por ser muy cuidadosa con el uso de sus materiales digitales. Una prueba de ello es la demanda a principios del año 2000 hacia Napster, el primero de los servicios de intercambio de música gratuito.


Ahora la necesidad de mejorar las condiciones de los músicos en plataformas digitales ha llegado a la Musicians' Union, la mayor asociación del Reino Unido que pidió un trato justo para el gremio que ha decidido poner a su disposición su catálogo en la red.


Al parecer, la desigualdad en el pago es el centro de la inconformidad en los músicos, pues la cifra de 0,0096 dólares por reproducción que paga Spotify no funciona para obtener una ganancia sustancial, de acuerdo con Godrich.


"Ningún artista podrá sobrevivir con esa cantidad para ser profesional, excepto los que tengan un gran plan de conciertos en vivo", explicó sobre el tema Hartwig Masuch, quien es consejero de derechos de autor de la disquera BMG, en entrevista para al diario el "País".


Según las cifras que en su informe de mediados de año, Nielsen, la empresa especializada en el mercado de la música, especificó que durante los primeros seis meses de las ventas de discos físicos se redujo 14.2 por ciento.


"En general, las ventas han bajado ligeramente en el primer semestre de 2013, pero sigue siendo alentador el crecimiento en las ventas de álbumes digitales", dijo David Bakula, vicepresidente senior de Nielsen.


Spotify y otras plataformas crecieron sin importar las "pequeñas rebeliones sin sentido", aseguró Godrich, pues en cifras de Bakula, "el -streaming- creció más de 50 mil millones de reproducciones de video y audio en los primeros seis meses de 2013, que significa 24 por ciento de crecimiento con respecto al año pasado".


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