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El lado oscuro de comercializar la Luna

El día de hoy se conmemora el 48 aniversario del alunizaje del primer ser humano. Con motivo de este hecho histórico, se subastó una bolsa que estuvo en la misión Apolo 11 por 1.8 millones de dólares. ¿Por qué se ha llegado a este valor? 

La Luna ha sido la inspiración de muchos para la creación de canciones, poemas, películas, dibujos animados y mucho más. En términos generales, se podría decir que se ha conceptualizado al satélite natural de la Tierra de tal forma que se ha podido monetizar con él de formas varias. ¿Pero qué pasa cuando los intereses no están en el concepto, sino en la Luna tal cual, la que se encuentra a 385 mil kilómetros de la Tierra?

Este semana se conmemoró el 48 aniversario de la llegada del primer ser humano a la Tierra. La misión Apolo 11 llegó a la Luna un 20 de julio de 1969, y el primer hombre que descendió de la nave y pisar el cuerpo celeste fue Neil Armstrong. Sus palabras son siempre representativas de cualquier tema en el que se hable de la Luna y los viajes espaciales. "Un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad".


Justamente por motivo del aniversario de este hecho histórico, el jueves pasado, en Nueva York, se llevó a cabo la subasta de un objeto que estuvo presente en el Apolo 11. Se trata de una bolsa que utilizaron los tripulantes de la misión en la cual se guardó polvo lunar. De acuerdo con Reuters, el comprador, que hasta el momento sigue siendo anónimo, desembolsó 1.8 millones de dólares.

Pero esta subasta tiene una historia detrás que se relaciona directamente con la comercialización de la Luna (y todo lo que haya podido haber estado en ella).

En 2015, el Gobierno de los Estados Unidos vendió "accidentalmente" la bolsa a Nancy Lee Carlson, una abogada de Chicago. Cuando la administración estadounidense se dio cuenta de su error, quisieron recuperar el bolso mediante vías legales, pero perdieron el caso en 2016 y hoy Carlson tiene varios millones de dólares gracias a la subasta del día de hoy.

La pregunta es la siguiente: ¿por qué un bolso, que estuvo en la Luna y que contuvo material del cuerpo celeste, tiene tanto valor? 

De acuerdo con el Tratado del Espacio Exterior de 1967 (administrado por la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior y suscrito, entre otros países, por Estados Unidos), el espacio está libre de toda soberanía nacional y pretensiones privadas.

Por lo tanto, ese bolso, por el que algunos se peleaban y por el que Lee Carlson obtuvo 1.8 millones de dólares, ha hecho reflexionar sobre la regulación que hizo la ONU sobre el espacio exterior en 1967.

En 1979, se firmó el Acuerdo Lunar (el cual no fue suscrito por EU ni por otros países que tienen programas espaciales), en el que se especifica que los recursos lunares son patrimonio común de la humanidad.

En sentido estricto, la bolsa no es un recurso lunar y puede ser comercializado sin ninguna restricción. Pero su valor es tal porque estuvo en la Luna y porque es parte de un hecho histórico como el del alunizaje del primer ser humano. Si no fuera por esos factores, no tendría relevancia. Es en este punto donde la discusión no tiene punto de regreso y se transforma en un caos. ¿Qué es patrimonio común y qué no? ¿Hasta dónde se puede llegar en estos asuntos que superan los dominios del planeta Tierra? 

Algunos países, como Estados Unidos y Luxemburgo, han apoyado legislaciones para proteger la propiedad legal de los recursos que las empresas y dependencias públicas puedan obtener en el espacio.

Tan solo por mencionar un ejemplo de la comercialización de los recursos lunares, por lo menos cinco países planean misiones de exploración de territorio lunar, y China planea la posibilidad de extraer helio 3, un isótopo no radioactivo para combustible nuclear que es raro en la Tierra, pero abunda en la corteza lunar.

Algunos países están suscritos en acuerdos que dejan claro que los recursos lunares son propiedad común de todos los seremos humanos; sin embargo, otros estudian cosas totalmente distintas, incluso al punto de pensar en extraer helio y otros componentes. El consenso parece lejano. Y la bolsa de 1.8 millones de dólares es la prueba de ello.

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