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Combatir la corrupción beneficia a las empresas

José Claudio Treviño, Socio de Asesoría del Área Forensic de KPMG en México, habla acerca del papel de las empresas en el combate a la corrupción y si están preparadas para el fraude. 

En un entorno de mayor atención del público a la actuación de las empresas, es necesario que asuman las medidas necesarias para combatir los riesgos de fraude y corrupción en su interior y a lo largo de toda su cadena de proveedores.

"Las empresas ya no sólo se miden por su rentabilidad, sino por los beneficios que están generando en la sociedad en la que se desarrollan, y en ese rubro se incluye el combate al fraude y la corrupción", explicó José Claudio Treviño, Socio de Asesoría del Área Forensic de KPMG en México.

Además, no está lejos el momento en que el gobierno exija medidas
mínimas de combate a la corrupción para otorgar contratos y las empresas que lo hagan primero contarán con una ventaja competitiva, destacó.

A nivel mundial, hasta 47 por ciento de las empresas no tienen un
proceso formal para identificar a terceros intermediarios o personas
asociadas de alto riesgo, o no saben si cuentan con él, y las empresas mexicanas no son la excepción.

"Cada que apoyamos a un cliente con una problemática de fraude nos volvemos a convencer de que cualquier inversión en prevención será más productiva y generará más valor para la organización que lo que se gaste en reaccionar después del hecho", detalló Treviño.

El primer paso es identificar con quienes interactúas a lo largo de
tu cadena de suministro, haciendo un inventario de los bienes y servicios que la empresa contrata y clasificarlos de acuerdo al nivel de
riesgo, pues no es lo mismo un proveedor local que un representante
comercial que actúa a nombre de tu empresa en otro país y puede poner en peligro tu reputación con sus acciones.

Una de las mejores prácticas, explicó el especialista, es incluir una cláusula en los contratos para que el proveedor se comprometa a actuar de manera que se alinee con tu código de ética y conducta, así como no dar pagos indebidos y sobornos, por ejemplo.

El especialista subraya que pedir el acta constitutiva de la empresa y su alta ante la autoridad fiscal ya no es suficiente.

"Hay que averiguar qué tanto comulga el proveedor con el código de ética y conducta de la organización y cuál es su postura ante la prevención de fraudes", señaló Treviño.

"Muchas veces nos enfrentamos a reticencia de ambas partes, especialmente si se tiene una relación de muchos años, pero al final del día puede ser un filtro interesante, si alguno de los proveedores existentes no quiere proporcionar información sobre su postura ante el combate al fraude y la corrupción", subrayó el especialista de KPMG en México.

A nivel mundial, hasta 47 por ciento de las empresas no tienen un proceso formal para identificar a terceros intermediarios o personas asociadas de alto riesgo

José Claudio Treviño
-Socio de Asesoría del Área Forensic de KPMG
en México-.

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