Sociedad

Resalta investigador de la UNAM poder destructivo de los autos

Accidentes, violencia, atropellamientos y, por supuesto, mucha contaminación, son algunas de las consecuencias del uso indiscriminado del automóvil.

CIUDAD DE MÉXICO. La capital requiere romper con la cultura del automóvil, pues la aleja de ser una metrópoli sustentable y ocasiona efectos destructivos que van más allá de la contaminación, el ruido y el tráfico.

Así lo expuso el investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, Federico Fernández Christlieb, quien señaló que el problema se intensificó en 20 años en los que el parque vehicular pasó de 6.5 millones a 23.8 millones en todo el país.

Con base en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), por lo menos cinco millones de autos circulan en el Valle de México, lo que deriva en accidentes y tensión vial.

Además el problema ha generado el despilfarro de recursos públicos en infraestructura vial para atender sólo a un sector de la sociedad, lo que ha contribuido al aumento de la tensión y la hostilidad entre los usuarios de la vía pública.

Para el experto, el problema de una política de transporte urbano basada en el automóvil, es que divide a los ciudadanos entre quienes tienen uno y los que no.

La política pública apuesta por el auto privado, donde existe una sociedad partida en dos donde en cada esquina se enfrentan automovilistas contra peatones y autobuses de pasajeros.

Esta misma política ha traído como resultado que las vías y avenidas con el tiempo se hayan convertido en ejes viales y segundos pisos, que propician la aparición de más vehículos que incrementan la necesidad de estacionamientos.

Fernández Christlieb también es partidario de establecer un día sin auto al año (entre semana), en el que sólo circularían los vagones del Metro, los camiones, las bicicletas, las motos y los taxis.

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