Sociedad

La descomposición comenzó en Tamaulipas desde hace 70 años, sociólogo

El investigador social Carlos Antonio Flores Pérez afirma que, desde los años 40, se establecieron en Tamaulipas prácticas corruptas entre actores del poder y las instituciones.

CIUDAD DE MÉXICO. Si en la geografía nacional Tamaulipas se encuentra fuera del corredor donde se producen drogas, ¿cuáles son las razones que hicieron del estado fronterizo una de las regiones arquetípicas en término de tráfico de drogas y violencia asociada a este fenómeno?

El investigador social Carlos Antonio Flores Pérez respondió que la consolidación de estos fenómenos tiene que ver con el establecimiento de prácticas corruptas por parte de actores de poder e instituciones desde los años 40.

"En Tamaulipas, el desarrollo acelerado de este fenómeno aparece más ligado a circunstancias artificiales auspiciadas por personajes específicos, que a un proceso relativamente natural de la ampliación de un mercado de sustancias autóctonas.

"Es este el factor que se evidencia determinante y hace que Tamaulipas –y no otro estado fronterizo-, albergara a la organización criminal más poderosa del noroeste del país: el Cártel del Golfo".

Así lo señaló en entrevista el especialista del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) al término del seminario "Violencia armada, crimen organizado y política en América Latina", organizado de manera conjunta por el Instituto de Investigaciones Sociales (IISUNAM), el CIESAS y la Universidad de Oslo.

Durante su ponencia, Flores Pérez analizó algunos de los principales factores que contribuyeron al surgimiento y perduración de grupos de delincuencia organizada de corte paramilitar en México.

Destacó que la instauración de un nuevo modelo delictivo en México, basado en pretensiones de control hegemónico territorial para la operación de actividades ilícitas, inició en el estado fronterizo de Tamaulipas, "que posteriormente se habría de extender a múltiples regiones del país", con la incorporación de actores con formación militar de guerra no convencional, en el circuito local del tráfico de drogas, durante la redefinición de equilibrios locales, y de perduración de prácticas corruptas dentro de los ámbitos de decisión central y locales.

Con base a investigaciones -que ya forman parte de su más reciente libro Historias de polvo y sangre-, Flores Pérez señaló que de las fortalezas o debilidades del Estado, se da la relación transaccional entre funcionarios y delincuentes, en distintas condiciones de equilibrio.

Comentó que en Tamaulipas se dio un proceso de reconfiguración cooptada del Estado desde el sexenio de Miguel Alemán, "y las consecuencias y dinámicas implantadas influirían en los años siguientes en el incremento exponencial de las actividades ilícitas del contrabando y el tráfico de drogas, hasta constituirse en uno de los principales referentes de falla en México en 2011...

"Desde finales de la década de los 40, en Tamaulipas se dio una simbiosis entre determinados actores políticos y delictivos, que hace difícil distinguir con precisión los roles efectivos de unos y otros, lo que lo hace una de las características centrales del fenómeno de la reconfiguración cooptada por el Estado".

En este sentido, explicó que en Tamaulipas la organización criminal más importante dentro del tráfico de drogas estuvo encabezada por personajes que no sólo ocuparon ocasionalmente algún cargo de autoridad durante el régimen posrevolucionario, también participaban de modo directo dentro de una de las camarillas políticas más influyentes del estado con presencia nacional.

El también miembro del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, A.C. (Casede), apuntó que hasta mediados de la década de los 90 el funcionamiento de la organización del Golfo estaba sujeto a la hegemonía de los funcionarios públicos, "quienes a su vez, lo extorsionan para obtener beneficios particulares en un contexto de contubernio.

"En estos años se montó una estructura criminal en la que delincuentes comunes y funcionarios públicos organizaron todo un sistema de internamiento de drogas en territorio nacional, su movilización a lo largo de éste y su transporte a los Estados Unidos".

Sin embargo, agregó, las reglas de contubernio y equilibrio se vieron alteradas entre 1994 y 2000, luego que en 1997 el PRI perdió el control sobre la Cámara de Diputados federal y, en 2000, por primera vez, el triunfo de un partido opositor en las elecciones presidenciales.

Señaló que la estructura de corrupción no logró ser colapsada, sino fragmentada con multiplicidad de alianzas entre funcionarios corruptos y delincuentes "dispuestos a conservar o expandir sus intereses por encima de sus rivales.

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