Sociedad

Eliminación apaga una fiesta que 85 mil añoraban en el Zócalo

El grito por el gol de Giovani Dos Santos alcanzó 120 decibeles en el sonómetro por los miles de aficionados que estaban listos para ir al Ángel de la Independencia a celebrar el triunfo que nunca llegó.

CIUDAD DE MÉXICO. Gritando cantaletas como ¡putos holandeses, putos holandeses! y ¡nos vamos del mundial, nos vamos del mundial!, varios grupos de aficionados dieron vueltas y vueltas al Ángel de la Independencia.

Otros pamboleros aguardaron sentados y también "noqueados" en las banquetas y bancas del Paseo de la Reforma, tras la derrota de nuestra Selección Nacional ante el equipo holandés.

El dolor salía a relucir con las lamentaciones: "Perdieron igual que siempre"; "No supieron manejar el partido"; "Pinche Piojo, que mal se vio con sus cambios"; "Árbitro culero, nos robó con ese penalty"; "Los pendejos se confiaron".

Con el gol de Giovani, olía a festejo en el Ángel, sin embargo la realidad cayó encima de los aficionados en los últimos cinco minutos.

Maracas, trompetas y porras, callaron. En los restaurantes, los comensales empezaron a pedir la cuenta. Algunos todavía confiaban en un milagro en el último segundo.

Previamente, en el zócalo, el grito de gol de 85 mil ilusionados capitalinos alcanzaba los 120 decibeles haciendo retumbar un sentimiento de esperanza.

De acuerdo con el registro del sonómetro de El Financiero, se constató que los gritos del colectivo de aficionados reunido en el zócalo pueden duplicar los límites de ruido recomendados por las normas mexicanas (65 decibeles) y la Organización Mundial de Salud (55 decibeles).

El Cielito Lindo reportó 97 decibeles, justo cuando los 35 grados centígrados de temperatura ambiente parecían incrementarse aún más con el estruendo del ya clásico ¡putoooooo! que marcó 110 decibeles en el sonómetro.

Tristemente, alrededor de la una de la tarde no sólo la Plaza de la Constitución sino prácticamente toda la capital enmudeció.

EN LAS LOMAS, TAMBIÉN CALLARON

A la Glorieta de los Ahuehuetes, en Bosques de Las Lomas, únicamente llegaron unos 30 jóvenes como Juan Andrés Estíbaliz Ruiseñor, estudiante de administración de la Universidad Anáhuac, "a llorar la derrota" con una cerveza en la mano, cuando apenas hace una semana, tras el triunfo sobre Croacia, arribaron más de tres mil, según la delegación Miguel Hidalgo.

La derrota de ayer ahogó un gran festejo que se tenía previsto en la exclusiva glorieta, donde confluyen Paseo de los Ahuehuetes, Boulevard de los Capulines y Bosque de Reforma, que inclusive amaneció cercada por vallas metálicas y 200 policías preventivos y bancarios.

Desde hace cuatro años, jóvenes de diversos colegios y universidades, residentes de las Lomas, acostumbran festejar aquí, los triunfos futbolísticos y académicos, pero esta vez no se pudo.

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