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Lugar donde nació James Bond está ayudando a salvar el Caribe

Derivado de las consecuencias por la pesca excesiva en Jamaica, Chris Blackwell creó una red para contribuir a la protección del ecosistema marino.

En 1949, Ian Fleming compró un cuaderno de naturaleza en blanco al que llamó en forma grandilocuente 'Fauna marítima de la tribu ictiológica de Goldeneye'. Encuadernado en cuero y con el título en relieve dorado, lo llevaba consigo cuando partió de Londres hacia su amada Jamaica, donde se sumergiría en la belleza natural de la isla y bucearía entre sus abundantes barracudas.

A dos de los especímenes más grandes los llamó Bicester y Beaufort, como las criaturas que aparecen en 'Thunderball' (conocida como Operación Trueno en español), una de una docena de novelas que posteriormente escribiría sobre cierto espía británico.

Transcurridos 60 años, la prístina Jamaica del creador de James Bond está en peligro. La pesca excesiva ha puesto en riesgo el hábitat de la barracuda: menos peces comedores de algas provocan la extinción de los corales y la práctica de la pesca con dinamita ha tenido efectos catastróficos. No obstante, en los últimos siete años, el exejecutivo de una compañía discográfica fue creando lentamente una red de ecologistas para contribuir a proteger el ecosistema cerca de la casa de Fleming, apodada Goldeneye, creando a su vez un modelo para otros.

Chris Blackwell, de 81 años, fundó Island Records y lanzó la carrera de Bob Marley, entre otros. Es hijo de Blanche Lindo, amiga íntima de Fleming, y en la actualidad es dueño de Island Outpost, una cadena de lujosos centros turísticos boutique orientados a la naturaleza. Su joya es GoldenEye, donde los huéspedes pueden alquilar la villa original de Fleming cerca de la aldea de Oracabessa ('GoldenEye' es también el nombre de una película Bond de 1995 conocida en español como 'Dedos de Oro'). La Fundación Oracabessa, que funciona como sede de las iniciativas de conservación de Blackwell, está instalada allí.

Jamaica experimenta un crecimiento sin precedentes. El Ministerio de Industria, Inversión y Comercio jamaiquino se asoció con Jamaica Promotions y el Banco de Exportaciones e Importaciones de China para crear 'Brand Jamaica', que pone 10 mil millones de dólares a disposición de las compañías que quieran construir allí.

Con la ayuda de auspiciantes adinerados como Jay-Z y Beyoncé, Blackwell ha centrado sus recursos en preservar los ecosistemas marinos y combatir la pesca excesiva, la destrucción de los arrecifes de coral y la amenaza que representan los dólares fáciles para el desarrollo.

La diferencia fundamental entre Oracabessa e iniciativas anteriores de preservación es la marcada participación de los pescadores locales, que son los más afectados.

"Es un modelo para todos los demás santuarios de peces de la isla", dijo Blackwell. "Me pareció que era mucho más lógico poder hablar con la población y escuchar lo que dice".

En tiempos de Fleming, Oracabessa era un próspero puerto pesquero y bananero. Comenzó a perder impulso después de que la isla se independizó del Reino Unido en 1962. En medio de la conmoción política y el deterioro económico, la pesca excesiva se volvió desenfrenada.

Décadas de dinamitar arrecifes para recolectar peces pusieron en marcha un círculo vicioso que, sumado al cambio climático, consiguió contraer el hábitat. En la actualidad, Jamaica es uno de los países con el stock de peces más agotado.

Aquí hace su entrada Jonathan Gosse, de 48 años, director ejecutivo de la fundación de Blackwell originario de Wisconsin. En noviembre, colaboró en la creación del Oracabessa Marine Trust, una asociación con los pescadores de la Cooperativa de Pescadores de St. Mary. Formalizó una colaboración que se remonta a 2011 para construir el Santuario de Peces de la Bahía de Oracabessa, zona en la que se prohíbe la pesca y que abarca todo el largo de la ciudad. Se espera que, al alejarse los pescadores, en el área protegida se reponga la población de pez cirujano, pez león y pargo.

Gosse primero tuvo que negociar un acuerdo con el líder de la comunidad, David George Murray. Murray de 56 años, es presidente de la Asociación de Pescadores de Oracabessa, que representa a 100 pescadores locales. Creció ayudando a su padre y a su abuelo a pescar y presenció cómo la captura disminuía con el tiempo. Estuvo de acuerdo en "que si algo no se hacía, y pronto, no quedaría nada".

Al día de hoy, es miembro de la junta directiva del santuario y designa guardias para patrullar a pescadores que trabajan en zonas no autorizadas.

Mientras tanto, los esfuerzos de combatir la pesca excesiva por parte del Gobierno han sido, en gran medida, ineficaces. Las lanzas mecánicas, prohibidas ante la ley, siguen siendo usadas ampliamente, dijo Byron Wilson, un conservacionista, ecologista y profesor en la Universidad de las Indias Occidentales, Mona en Kingston.

El santuario "bien podría ser el único tipo de cosa que podría funcionar", señaló Wilson. Su éxito ha dependido de involucrar a los pescadores, en lugar de imponerles reglas. Aunque los pescadores están más preocupados por su sustento, la fundación buscó volverlos partes interesadas que puedan controlar los esfuerzos de la conservación.

Godfrey Avis, un expescador de lanzas de 46 años que ahora es jardinero en la playa James Bond (donde Sean Connery y Ursula Andress filmaron escenas para 'Dr. N0', la primera película de Bond), declaró que estaba inspirado para cambiar su rumbo luego de que se formó el santuario. Había encontrado difícil ganarse la vida como pescador y apoyó la necesidad de una zona de no pesca.

En los últimos siete años, el santuario se ha convertido en un éxito, incrementando la biomasa de peces mil 800 por ciento y la cobertura de coral en un 150 por ciento, mientras que reduce las algas en un 40 por ciento, de acuerdo con la Fundación Oracabessa.

Otras comunidades en Jamaica están copiando el modelo. En enero, se inauguró un santuario en Ocho Rios, a unos 30 minutos al este de Oracabessa. El pescador de ahí contactó a Murray para determinar la mejor manera asociarse con los hoteles locales y conservacionistas.

En las cercanías de Port Antonio, la coleccionista de arte Francesca von Habsurg, descendiente suiza de la familia industrial Thyssen-Bornemisza, estableció Alligator Head Foundation, nombrada así por la propiedad que su padre millonario compró en la década de 1950. Su propósito fue dedicar recursos para la conservación marina, incluyendo la creación de East Portland Fish Sanctuary, que ahora se coordina con Oracabessa.

Francesca ha apoyado a su fundación, y a un laboratorio marino asociado, con 550 mil dólares de su propio dinero y recaudó un adicional de 900 mil dólares de otros donadores el año pasado. Una inversión fue la instalación de puntos de atraque para que así los pescadores pudieran amarrar sus botes, en lugar de anclar y dañar los arrecifes de coral.

En Oracabessa, el santuario crea dificultades para algunos. Un día a las ocho de la mañana, compradores de los mercados locales y restaurantes estaban esperando para que los pescadores entraran. Murray platicaba con los guardias en el muelle, Oswald Coombs, un pescador campeón de 75 años, y Easton Donald, de 68 años, campeón pescador de pez marlin, atendieron a sus barcos.

En las inmediaciones, Barbara Christie, una vieja pescadora de 55 años de Jack's River, se quejó de su incapacidad para ganarse la vida. En los últimos 30 años, ella ha estado vendiendo pescado loro, pez cabra, pez mantequilla, pez cirujano, pez gato, pez león, moza, gato marino, anguila y bacalao. Pero últimamente la selección en el muelle ha sido escasa.

"El pescado es escaso ahora", dijo. "Quizás puedes encontrar tres, cuatro pescadores pero no cinco libras de pescado."

Christie dijo que normalmente compra una libra de pescado por 400 dólares jamaicanos (aproximadamente 3 dólares) y lo vende en el mercado de la ciudad en 500 dólares jamaicanos.

El precio aumenta otros 100 dólares de Jamaica por el "pescado de prestigio" incluyendo el pargo. Pero, ella compite con compradores como Clifton Gray, de 60 años, quien compra pescado para el complejo Blackwell, donde la hija de Christie trabaja como mesera.

Sin embargo, como Murray le recuerda a la comunidad, el santuario es una parte necesaria para reponer las reservas de peces, una forma de mantener el principal dentro del área protegida. "Esto es como un banco", dijo Murray, haciendo un gesto hacia el agua. "Entonces vivimos del interés".

El agotamiento de las poblaciones de peces son sólo una faceta de la crisis ambiental de Jamaica. Los cazadores furtivos y los traficantes de vida silvestre atacan a los cocodrilos, tortugas marinas y sus huevos.

Cada año, muchas crías de tortugas nacen en Oracabessa, gracias a Melvyn Tennant, un hombre de 68 años del Reino Unido que se retiró a Jamaica hace 15 años con su esposa. Se dispone a saludar a los posibles cazadores furtivos en la playa y educarlos de que consumir tortugas o sus huevos no aumenta, de hecho, la virilidad. También ha inundado el frente de la playa con luz suficiente para asustar a la mayoría de ellos.

De mayo a agosto, cuando las tortugas usualmente ponen de 100 a 240 huevos del tamaño de una pelota de ping-pong, Tennan alista pratulleros para vigilar la playa por la noche. Las tasas de supervivencia de los nidos fueron 37 por ciento en 2005, pero actualmente se ubican en 81 por ciento, afirmó. En un año típico, él lanzará 25 mil tortugas, en contraste con las 350 crías de 2005, además marca y rastrea meticulosamente a las tortugas hembras adultas.

Cerca, en el bar junto a la laguna GoldenEye, recientemente Blackwell celebró un juicio. Los pájaros del doctor, los colibríes de rayas de la isla, pasaron volando, mientras las ranas arbóreas no comenzaban a croar hasta el anochecer, sus dos teléfonos sonaban cada pocos minutos con el mismo timbre de anfibio.

Fleming lo contrató como buscador de lugares en Jamaica para 'Dr. No'. Habiendo crecido en la isla, Blackwell ya estaba fascinado por su belleza tropical. Cuando vio que comenzaba a desvanecerse, se decidió a detenerlo. "En Oracabessa, los pescadores pasaron de cazadores furtivos a guardabosques, por completo", dijo con un golpe de ron. "Para mí, para todos nosotros, ha sido un milagro ver lo que ya sucedió en unos pocos años, cuántos han vuelto (los peces)".

De cara al futuro, su mayor desafío no son los cazadores furtivos, sino el dinero chino. El año pasado, el primer ministro Andrew Holness dijo que 384 millones de dólares del Exim Bank de China ayudarían a la isla a embarcarse en proyectos de construcción adicionales.

Por otro lado, el Gobierno también ha respondido positivamente a los esfuerzos de Blackwell. La Fundación de Administración del Área Costera del Caribe completará Discovery Center este año en Clarendon, y Environmental Foundation of Jamaica está financiando proyectos de conservación basados ​​en la comunidad en toda la isla.

En diciembre, el Gobierno también anunció que convertiría las Islas Cabra, dos islotes conectados por un área de manglar dentro del Área Protegida de Portland Bight en la costa sur, en una reserva natural de biodiversidad. Las islas se habían visto amenazadas desde la divulgación en 2013 de que Chinese Harbour Engineering quería construir allí un puerto de aguas profundas de mil 500 millones de dólares, junto con la infraestructura del continente.

Holness comentó en una entrevista que proteger los ambientes costeros, y en particular los sistemas de arrecifes, puede ofrecer beneficios económicos a largo plazo más allá de la industria pesquera. "Los viveros de coral y los sitios de plantación también pueden proporcionar una atracción para los turistas y la generación de ingresos potenciales y el empleo para los interesados como guías turísticos y jardineros de coral", dijo.

Un turno corto para bucear alrededor de la bahía de Oracabessa reveló que el proyecto de Blackwell parece estar funcionando. Una escuela de doctores y sargentos a rayas se paseaba por allí, y aunque algunos arrecifes parecían blanqueados, uno tenía la tonalidad roja y saludable.

Más lejos está un vivero de coral que la fundación está cultivando. Escala hacia arriba, a lo largo de enrejados, desde varillas atadas al fondo del mar, las botellas boca abajo justo debajo de la superficie mantienen flotando cada plataforma.

Aún, la mayoría de los peces que pasan son pequeños, Bicester y Beaufort no se encontraron por ningún lado. Pero entre los habitantes actuales hay muchas especies brillantes y fascinantes. Un pez zapatero iridiscente, el color exacto de una mariposa morfo azul, nadó cerca, se quedó un momento y luego se lanzó al arrecife.

La fundación dijo que los peces en el santuario ya no temen a los seres humanos y que han abandonado su miedo a ser atrapados.

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