Política

Son chismes el agarrón panista en el Senado

Asegura el jefe de la bancada albiazul, Jorge Luis Preciado, que son "versiones sin fundamento"; los senadores del grupo parlamentario piden que "la ropa sucia, se lave en casa".

CIUDAD DE MÉXICO. Los senadores del PAN pasaron del "agarrón" al desmentido. Las graves acusaciones lanzadas en la víspera a Jorge Luis Preciado, de ofrecer sobornos a sus legisladores a cambio de apoyar reformas, fueron atajadas por el colimense con dos palabras: "Son chismes".

En medio del nuevo escándalo en ese grupo parlamentario, el líder panista en la Cámara alta desmintió el episodio. Dijo que se enteró hasta ayer en la mañana por los medios y, visiblemente tenso, reiteró una y otra vez que no iba a hablar de "versiones sin fundamento".

"¡Ningún senador del PAN lo dijo!" "¡Hoy me entero!", insistió el congresista ante la notoria ausencia y el silencio de quienes lanzaron las acusaciones, José María Martínez y Martín Orozco.

A todas luces era la estrategia de control de daños tras el nuevo numerito de los senadores panistas. La hora de la operación cicatriz, del desmentido tomado a toda prisa.

En la víspera "Chema" Martínez había acusado a Preciado Rodríguez de tratar de sobornarlo con medio millón de pesos para que diera su voto a favor de una propuesta del PRI de la reforma electoral, en diciembre pasado.

De acuerdo a la versión de senadores panistas este episodio se dio en la reunión del miércoles de la fracción parlamentaria, previa a la sesión del pleno, luego de que Martínez se enteró que Preciado lo había removido como vicecoordinador Adjunto de la bancada.

Entre gritos y un caos general, Orozco también lanzó otra grave acusación, que el colimense había hecho lo mismo pero invitándolo a una fiesta con sexoservidoras.

"¡Yo no lo removí, él renunció!", reviró el coordinador panista frente a la metralla de cuestionamientos, y reiteradamente dijo que ese tema (el de los presuntos sobornos) no había sido tratado en la reunión de la bancada de ayer.

LA ROPA SUCIA...

Toda la expectativa en la jornada de ayer en el recinto legislativo estaba concentrada en la salida de los senadores del PAN de su reunión mañanera, sobre todo en la explicación y defensa que haría Preciado del nuevo escándalo albiazul.

El primero en salir fue Ernesto Ruffo. Subrayó que a los únicos que corresponde aclarar este asunto es "al señor Preciado y al señor Martínez", y a diferencia de lo dicho por su coordinador parlamentario afirmó que el tema sí fue tratado en la reunión.

Gabriela Cuevas reconoció que el cónclave del miércoles, en donde se lanzaron acusaciones, fue "muy complicado", por lo que pidió a Preciado Rodríguez aclarar el tema, pero que además "se dé plena apertura para hablar sobre el asunto y esclarecerlo a la brevedad".

Roberto Gil llamó a la reflexión de la bancada para "resolver cualquier diferencia personal en el ámbito del grupo parlamentario ysin ninguna trascendencia pública".

Raúl Gracia calificó el nuevo conflicto de "dimes y diretes", así como "especulaciones sin ningún sustento", pero el senador Jorge Luis Lavalle fue más allá, al recomendar a sus compañeros poner en práctica el dicho popular que reza: "La ropa sucia se lava en casa".

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