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Trump y AMLO, sacudiendo al peso

No puede esperarse que AMLO o Trump adquieran sensatez económica de la noche a la mañana, cuando durante sus vidas han sido alérgicos a ella.

El peso resbala de nuevo, con la paridad interbancaria arriba de 19 unidades por dólar. No debería sorprender: hay incertidumbre global y también nacional. Está Donald Trump con su 'guerra comercial' y está López Obrador con sus igualmente insensatas propuestas.

Las negociaciones del TLCAN que están por continuar serán duras por el tema automotriz, entre otros. El equipo de Ildefonso Guajardo ha realizado hasta el momento un trabajo espléndido, evitando aceptar las tonterías del equipo Trump y avanzando en las negociaciones sin forzar un rompimiento.

Pero en cualquier momento el inquilino de la Casa Blanca puede anunciar el retiro unilateral de su país del Tratado por medio de un iracundo tuit.

Si está desatando una guerra comercial a escala global es porque está obsesionado con la idea de que tener un déficit comercial es ser un 'perdedor'. Ignora los costos que dicho retiro tendría para productores y consumidores estadounidenses, se trata de forzar ese mágico superávit comercial que lo obsesiona. Además, quiere regresar al Estados Unidos que era una potencia manufacturera, como en su juventud.

El tabasqueño es su alma gemela proteccionista. También le atrae la idea de cerrar fronteras, aunque lo suyo no es buscar excedentes comerciales, sino el autoconsumo.

La idea que reitera es "producir todo lo que consumimos", con el maíz y la gasolina siendo sus ejemplos preferidos.

Ignora los costos que ello tendría para productores y consumidores mexicanos, se trata de forzar ese nacionalismo económico que lo obsesiona. Porque quiere regresar al México que tenía una economía basada en los recursos naturales, como en su juventud.

El estadounidense es rijoso, no duda en buscar pelea, al cabo se cree dueño de una antena política formidable. Tuvo razón: podría haber disparado a alguien en una avenida principal de Nueva York y sus partidarios lo habrían seguido votando.

El mexicano es igual, en su momento más reciente buscando pleito con varios empresarios. No importa lo que diga o haga, sigue de puntero. Como Trump, parece estar cubierto de un teflón singular, pues nada hace mella en su popularidad.

Por lo que continuará una fuerte volatilidad cambiaria.

No puede esperarse que ninguno de los dos adquiera sensatez económica de la noche a la mañana, cuando durante sus vidas han sido alérgicos a ella.

La saga del TLCAN puede concluir pronto, si Trump muestra cierta inteligencia y concluye que, si quiere tener una guerra comercial con China o Europa, no es conveniente tenerla también en América del Norte.

Los estadounidenses tienen (salvo una destitución o renuncia de por medio) hasta noviembre de 2020 para escoger a un sustituto (o reelegirlo).

Los mexicanos tienen una cita en las urnas en julio.

Hasta entonces el cuadro es claro: un López Obrador cada vez más soberbio, proponiendo insensateces económicas mientras que se pelea con todos aquellos que considera quieren acotar ese poder que ya ve al alcance de su mano.

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