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Petróleos Mexicanos, empresa zombi del Estado

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Pemex se presume como el octavo productor de crudo y la decimotercera compañía petrolera integrada a nivel mundial. Explora, produce, refina y vende, entre muchas actividades. A primera vista está lejos de parecer un muerto viviente, una empresa zombi que se sostiene gracias a que sus numerosos acreedores (incluyendo sus futuros pensionados) saben que un día será rescatada por un Estado munificente.

La agonía fue inexorable pero invisible a los ojos de los millones de contribuyentes que un día pagarán el carísimo pato. Las reservas petroleras iniciaron su declive en 2000, y la producción empezó su caída desde 2004. Las pérdidas financieras no son elevadas, sino astronómicas. Sólo en los dos años del actual gobierno éstas ascendieron a 433.9 mil millones de pesos. No es para sorprender que hace mucho que los pasivos de Pemex superaron a sus activos. A fines de 2014 los primeros rebasaban a los segundos en 769.5 mil millones (52,308 millones de dólares). Las pensiones futuras para las que no se tiene un centavo de reserva ascendían a 1.47 billones (100.2 miles de millones de dólares). Cada día del año pasado se agregaron 972 millones de pesos en pasivo por pensiones.

No deja de ser irónico que la reforma energética evidenció plenamente la necesidad de darle un honorable entierro a la empresa, antes de que el velorio se vuelva todavía más oneroso. En esto la responsabilidad es compartida, pero aquellos que no se atrevieron a hacer lo necesario ya dejaron el cargo o están realmente muertos. Desde Manuel Ávila Camacho hasta Peña Nieto (13 presidentes) se permitió, son ya 73 años, el sistema de pensiones que hoy es un lastre brutal. Todos ellos, sobre todo de López Portillo en adelante, exprimieron a la paraestatal vía impuestos, financiados fuera con ganancias reales o, como ahora, con deuda que la empresa contrata (una esquizofrenia fiscal impactante).

La oportunidad de cerrar el triste capítulo que representa Pemex es dorada para un presidente ávido de retomar la iniciativa y dejar atrás la estela de escándalos y evidente impotencia ante grupos que impunemente dictan sus términos al gobierno (como la CNTE).

En la reciente gira del presidente Peña y su comitiva por el Reino Unido (y que una vez más mostró la impresionante inutilidad de las visitas de Estado) hubo muchos discursos, encuentros y fotografías que pasarán rápidamente al olvido. Pero hubo una declaración que no por obvia fue menos importante: el director general de la paraestatal adujo que, con todo y los bajos precios actuales, la extracción de crudo es redituable. Lo es, sin duda, pero todavía más para otras empresas que no tengan colgando la rueda de molino que hunde a Pemex.

Al cabo de tres días los muertos apestan. Hace mucho que Pemex lo hace y, agregando el tufo de la corrupción, el olor es ya insoportable.

Twitter: @econokafka

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