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Meade, atrapado

Sergio Negrete Cárdenas considera que el PRI escogió un buen candidato, pero no despega.

El PRI (estrictamente, el presidente Enrique Peña) escogió al mejor candidato posible: un no priista. Un hombre capaz, con experiencia en diversos ministerios (Hacienda, Relaciones Exteriores, Desarrollo Social, Energía), afable y, fundamental, sin las sombras personales de presuntas corruptelas. Por si fuera poco, funcionario de primer nivel en gobierno del PAN, aparte del tricolor.

Pero no despega. La encuesta recién publicada en EL FINANCIERO no da mucho material para el optimismo. De noviembre a febrero pasó de que 43 por ciento de los electores encuestados lo conocieran a 83 por ciento, un crecimiento impresionante de 40 puntos. Pero las personas que declararon que votarían por su persona creció sólo cuatro puntos, de 18 a 22 por ciento, ubicándolo en tercer lugar, detrás de López Obrador (38 por ciento) y Ricardo Anaya (27 por ciento).

Pepe Mid (como le dicen) tiene sin duda luces, pero las luces también provocan sombras. Mucha gente está, simplemente, harta del PRI. No importa si Meade es militante o no, el membrete lo anula como posibilidad a sus ojos. Si se dice que el presidente Peña es el mejor jefe de campaña de AMLO, en contrapartida es el peor obstáculo para su nominado.

Además, hay incredulidad ante la pureza que Meade presume. Cierto, no se le conocen escándalos, nada indica un enriquecimiento personal, pero, ¿no se enteró como titular de Hacienda de las trapacerías de varios gobernadores? Como cabeza de Sedesol, ¿puede realmente proclamar que no supo nada de lo que hoy se conoce como la 'estafa maestra'? Esas preguntas no reciben una respuesta halagadora en la mente de un grupo importante de votantes.

Hay otros peros a nivel popular. La reforma más importante, transformacional, del sexenio hoy está distorsionada. ¿Reforma energética? Claro, es la que trajo los aumentos a las gasolinas. Se explica que el costo fiscal del subsidio a los combustibles era enorme y favorecía a los más ricos. No se entiende. Que el petróleo ha subido en los mercados internacionales y el peso se ha depreciado. Tampoco se acepta. Lo que se recuerda es que el presidente Peña prometió "no más gasolinazos". Lo hizo, sí, pero sólo para 2015. Esto último se olvida o nunca se supo.

¿Quién era el titular de las finanzas nacionales cuando se aplicó el gasolinazo de enero 2017? Por ello Pepe Mid tiene muchas veces un hashtag en redes sociales: #LordGasolinazo. Una medida fiscalmente imperativa, que afecta más a los que más tienen, eficaz desde un punto de vista de finanzas públicas, ecológica, se revierte en mancha negra para el candidato. Mientras tanto, López Obrador promete refinerías, dejar de importar gasolinas en su gobierno y energía barata. No importa que ello implique demagogia y un costo astronómico, suena como música para los oídos de muchos.

Pepe Mid está enganchado entre un gobierno desprestigiado del que emanó y una demagogia que no puede emular. No por nada, hoy parece estar atrapado en un lejano tercer lugar en las preferencias electorales.

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