Samuel Aguilar Solis

TLC 25 años

 

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Un 17 de diciembre de 1992 se firmaba el tratado comercial más grande no sólo de América Latina, sino del mundo en un contexto de cambio geopolítico en donde Estados Unidos al término de la guerra fría buscaba recuperar su hegemonía perdida en los años 80, ante la amenaza comercial que significaron los países asiáticos y la integración de varios países de Europa.

Se daba en un contexto internacional que había dejado como triunfadores de la segunda guerra mundial el liberalismo económico aterrizado en instituciones financieras (OCDE, OMC, FMI, BM etcétera) del orden mundial del sistema Bretton-Woods y el GAT y la democracia. La globalización y no el proteccionismo era la palabra del momento.

México se hacía atractivo por su mano de obra barata, sus recursos naturales, su amplio mercado y su estabilidad política y social, y dejaba fuera del acuerdo comercial la energía básica y la migración.

El 12 de agosto terminaron las negociaciones entre México, Estados Unidos y Canadá y los tres países se comprometieron a promover el empleo y el crecimiento económico a través de la expansión comercial y de las oportunidades de inversión, todo ello en un contexto en el que se aumentaría la combatividad nacional de los tres países, protegiendo los derechos laborales, el medio ambiente y promoviendo el desarrollo sostenible.

Hoy a 25 años la integración de los mercados, la disminución de aranceles, la vigencia de reglas de origen, la apertura a la inversión extranjera y de servicios financieros, el arbitraje internacional en la resolución de diferencias, la eliminación de restricciones a la movilidad del capital, entre otras, es una realidad. 25 años se han ido tejiendo complejas cadenas productivas en el sector automotor, textil, financiero, de telecomunicaciones, de transporte entre otras que han encontrado en el TLCAN un garante de certidumbre que ha regulado el comercio eliminando carreras y promoviendo condiciones de competencia de manera tal que se han incrementado las inversiones, se ha permitido la solución de controversias y se ha fomentado la cooperación entre los tres países.

Según cifras oficiales, desde que el TLCAN entró en vigor, la inversión entre México, Estados Unidos y Canadá creció 128 por ciento. Hasta agosto de 2016, México, Estados Unidos y Canadá comercializaron bienes (exportación e importación) con un valor de 492 mil 892 millones de dólares, según datos de la Secretaría de Economía. La industria que obtuvo mayores beneficios fue la automotriz, la cual, según el Inegi mantiene un crecimiento anual de 12 por ciento

Hoy ha concluido la quinta ronda de renegociación del TLC y las amenazas por parte de Estados Unidos de darle fin no han sido pocas, parece ser una batalla de resultado incierto que impacta fuertemente a nuestras finanzas, como ha sido la devaluación del peso. Se esperan rondas adicionales que han sido programadas para el primer trimestre de 2018, en un contexto nacional e internacional de campañas electorales y nuestros socios comerciales saben que la contienda electoral será de alta competencia, cerrada y compleja y saben cómo aprovechar sus ventajas.

Algunos costos de terminar con el TLCAN ya han sido anticipados: precio del dólar a 21.9 pesos, según JPMorgan; caída de 8.0 por ciento en las exportaciones hacia Estados Unidos en los dos primeros años sin tratado; disminución del PIB en 2.0 por ciento para México (y de acuerdo al premio nobel de Economía, Paul Krugman, aumentaría la pobreza en 2.0 por ciento); caída en la calificación de México de acuerdo a Moody's (aunque se mantendría el grado de inversión); la pérdida de 951 puestos de trabajo según la firma ImpactE con (Estados Unidos perdería 250 mil y Canadá 125 mil posiciones) principalmente en la industria de textiles, artículos de vestir e industria automotriz.

México mantiene 46 convenios comerciales, pero ninguno de la magnitud del TLC. La baja aprobación del gobierno actual, la crisis de violencia e inseguridad que privan en el país y que resultan alarmantes (cuatro muertos cada hora), la corrupción en todos los niveles y en proporciones indignantes, y las 'ventajas' como la mano de obra barata resultan ser armas poderosas para que nuestros socios comerciales puedan negociar el TLCAN con condiciones desfavorables para nuestro país; y todo ello en medio de la llamada batalla del siglo: la elección de 2018.

Twitter: @SamuelAguilarS

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