Samuel Aguilar Solis

La campaña después del debate

El columnista dice que debemos seguir insistiendo en el debate de las ideas y no continuar matando a nuestra débil democracia.

Se llevó a cabo el día de ayer el primero de los tres debates de los que organiza el Instituto Nacional Electoral. Al cierre de esta edición anhelamos que hayan acudido todos los candidatos acompañados de propuestas serias para tantos y graves problemas que nos aquejan. Nuestra apuesta es porque no existan ataques y descalificaciones, sabemos que esto es imposible, pero esperamos no se haya reducido a ello y que los medios repliquen las propuestas ahí presentadas.

Los invitados al debate además de los tres candidatos de las coaliciones Juntos Haremos Historia, Todos por México y México al Frente, se hacen acompañar por dos tramposos pero avalados por las autoridades electorales: el INE y el Tribunal Electoral, pero por ello mismo estas instituciones en su pecado han llevado la penitencia: el descrédito, la falta de confianza, pues con su actuar no han hecho otra cosa que contribuir a la falta de credibilidad de la democracia como mejor sistema de gobierno y además aportan a la descalificación del sistema político, ya en una abierta descomposición.

Aunado a las implicaciones de que antes de que inicie el 'partido' -es decir que sea la jornada electoral- el árbitro ya sea cuestionado, la ciudadanía se niega a participar como funcionarios de casilla. De acuerdo con la bases de datos del propio INE, sus cerca de 45 mil capacitados salen diariamente a las calles a animar a la ciudadanía a participar como funcionarios sin éxito, 3.1 millones se han negado argumentando problemas de salud, miedo a participar, discapacidad, trabajo o bien una negativa sin argumento.

Así transcurre el proceso electoral, con ciudadanos que de acuerdo con las encuestas quieren un cambio, pero que no quiere involucrarse; con ciudadanos enojados con el gobierno en turno, pero tampoco dispuestos a tomar el control del proceso; con un cambio de paradigma de frente en un mundo convulso que amenaza incluso con conflictos bélicos; con árbitros en el descrédito y con una democracia joven y bajo amenaza.

Es muy prematuro que, a pesar de que hay un claro puntero según a las últimas encuestas llamémosle 'serias', éste pueda cantar victoria. Faltan mas de dos meses y muchas cosas aún pueden suceder.

Andrés Manuel López Obrador, de acuerdo con Reforma, Bloomberg y Mitofsky tiene 48.7, 47.8 y 31.9 de las preferencias electorales, respectivamente, versus 23, 26.6 y 20.8 de Ricardo Anaya, y en tercer lugar José Antonio Meade con 14, 17.0 y 16.9, respectivamente, sólo por citar las encuestas de la semana pasada.

Llegamos al primer debate y aún faltan dos donde nos pronunciamos porque sea la lucha de las ideas, el contraste de propuestas para resolver los graves problemas de México y no siga ensangrentándose más esta campaña electoral, no podemos resignarnos a que sean los balazos y los asesinatos de aspirantes a cargos de representación popular como se resuelva la disputa por el poder, son ya decenas, pero debemos seguir insistiendo en el debate de las ideas y no continuar matando a nuestra débil democracia.

Este es el escenario después del primer debate: la ciudadanía dividida, enojada y en la incertidumbre será la encargada de defender la decisión y tomar la mejor, además de exigir a las instituciones y defenderlas a la vez. ¿Estamos listos?

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