En las últimas semanas López Obrador ha sido testigo de que todo lo que él consideraba sólido se desvanece en el aire.
La lucha que, no solo los mexicanos sino muchos ciudadanos en el mundo estamos dando es por salvar la democracia de las amenazas concretas de autócratas que se han quitado la máscara.
Estamos a unos escasos meses de que López Obrador termine la presidencia que ganó en 2018 mas no es seguro que deje el poder.
La demagogia y la propaganda tradiciones de las campañas serán ahora ingredientes secundarios en un entorno de violencia política.
La impunidad toma carta de naturalización como el pan nuestro de cada día.