La Feria

Quejas sobre tarjetas Broxel, sí, esas del Metro

La tarjeta Broxel Metro es en realidad una tarjeta de crédito, analiza Salvador Camarena.

Daryl es ingeniero y supo de la tarjeta Broxel en septiembre, durante la más reciente Semana del Emprendedor. Le pareció un "muy buen producto, un medio de pago seguro en el que pudiera tener sólo cierta cantidad de dinero, y en caso de que se me perdiera o la clonaran, no tendría el problema de que hubiera mucho riesgo".

Así, Daryl se hizo de su tarjeta Broxel. "Los primeros meses todo excelente, pero en diciembre me hicieron un pago con el que se superaron los 15 mil pesos y se bloqueó mi cuenta. Hasta hoy sigo sin poder usarla".

Adriana tiene su propia historia con Broxel. Ella posee la tarjeta Broxel Metro, pero sólo la utiliza en el Metrobús.

Ambos casos se parecen, sin embargo, en que el límite de manejo de fondos, que es de 15 mil pesos, fue rebasado. "Entonces me la bloquearon", cuenta Adriana. "Para desbloquearla hay que intentar de subir de nivel, te piden comprobante de domicilio, un contacto, leer un contrato que nunca leí porque nunca servía la página, el propio sistema no me dejó leerlo, y llevo una semana tratando de resolver esto, porque el sistema no acepta el comprobante de domicilio".

Cabe recordar que desde el 3 de noviembre el Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México vende, a diez pesos, la tarjeta Broxel Metro. Ese plástico cuenta con dos chips, uno para saldo a usarse en transporte (Metro, Metrobús y Tren Ligero) y otro para utilizarlo en establecimientos que acepten MasterCard. Ese segundo saldo puede ser de hasta 15 mil pesos; a partir de ese monto el usuario debe registrarse formalmente, no sólo con nombre y correo electrónico, en la página de Broxel. El exdirector del Metro, Jorge Gaviño, calculaba que al finalizar noviembre se habrían colocado el primer millón de tarjetas Metro Broxel.

En esta columna se ha publicado lo peculiar de la manera en que el gobierno (es un decir) de la Ciudad de México le dio acceso a la compañía Broxel, a cambio de prácticamente nada, a los millones de usuarios del transporte público (sólo en el Metro superan los cinco millones de pasajeros al día). Y luego, en enero, publiqué cómo hay testimonios de que estos plásticos fueron repartidos en el fin de año a burócratas de la capital, con el riesgo, según denunciaron algunos trabajadores, de que para darse de alta tendrían que aceptar un préstamo de siete mil pesos con intereses de más de 100 por ciento.

En cuanto a las nuevas quejas, las de Daryl o Adriana, llaman la atención dos cosas. Que la atención de las mismas es básicamente electrónica, a través de un robot, de un chat o de Twitter. En el caso de Daryl, no le han dado acceso a su dinero en más de dos meses.

La tarjeta Broxel Metro es en realidad una tarjeta de crédito. Si llaman a la Condusef se llevarán la sorpresa de que estos monederos no están regulados por el principal organismo de protección de usuarios de tales servicios. Úsese bajo su propio riesgo, pues. Para reclamar debes ir a Profeco, donde hasta la penúltima semana de febrero no había ni una queja.

Pero las quejas no son pocas en la página de Facebook, donde encontré un mensaje de Daryl: "A la fecha, mi dinero sigue ahí congelado y parece que no me van a ayudar. NO TE ARRIESGUES. No metas ni un peso con ellos".

¿Alguien le responderá a Adriana, Daryl y a tantos otros? ¿Qué pensará el GDF, o como se llame ahora, de este servicio que ellos aprobaron y promovieron?

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