Rosario Guerra

Resurección

En medio del periodo electoral, la columnista dice que México no está muerto, sólo tiene que progresar.

Se aprobó en el Senado nueva disposición para la donación de órganos. Pese a campañas, no hubo éxito en la promoción. Ya sea por creencias religiosas, ya por el dolor ante la pérdida de un ser querido, lo cierto es que en México miles de pacientes esperan una oportunidad de vida mediante donación de órganos. El Estado controla las mismas, con medidas que evitan tráfico de órganos o influyentismo para conseguirlos, bajo criterios éticos y con una orientación a los candidatos más idóneos médica y socialmente. Sin embargo, las donaciones son a todas luces insuficientes y la esperanza se extingue día a día en un terrible vía crucis de enfermos y sus familias. Un solo donador puede salvar a varios pacientes, negarse es absurdo, pero domina una cultura que lo impide.

Así con las nuevas disposiciones, usted se convierte en posible donador, a menos que exprese su voluntad de no hacerlo, lo cual también queda garantizado. No todos pueden ser donadores, son varias circunstancias médicas las que deben cumplirse para poder donar órganos, así que tampoco se puede generalizar esta disposición, aplicará solo para algunos casos. Es un cambio drástico en el sistema de salud pública. Implicará modernizar la infraestructura para preservar los órganos, mejorar la base de datos del sistema nacional que permita el envío a la región en donde se requiera. Además será necesario un protocolo para la utilización de los quirófanos, muchas veces saturados, para utilizar adecuada y oportunamente los órganos. Y desde luego una mayor profesionalización del personal médico en la práctica de los trasplantes y el cuidado para evitar rechazos o complicaciones. Es una gran noticia de vida, será quizá una celebración de la resurrección cristiana.

Los candidatos a la Presidencia arrancaron sus campañas en Semana Santa, en medio de encuestas que señalan una ventaja de AMLO, Meade y Anaya esperan resucitar preferencias. En tano, las amenazas de Donald Trump que sin conocer a fondo la cooperación entre México y EEUU sobre seguridad fronteriza, arremete contra su aliado, amenaza con represalias comerciales y militarización de la frontera, que también por ignorancia compromete, pese a la prohibición de utilizar a las fuerzas armadas en labores policiacas. La Casa Blanca corrigió para señalar se utilizará la Guardia Civil. Romper la cooperación, recién ratificada, entre ambos países por arranques coléricos, fuera de contexto, compromete la propia seguridad de EEUU. Le guste o no a Trump, depende de nosotros lograr una frontera segura, un rompimiento aumentará su vulnerabilidad. Su prepotencia exige sometimiento, no entiende de cooperación, su discurso amenazante se recrea en sí mismo, pero México opera sus protocolos, por cierto muy efectivos.

Trump se queja de la inseguridad fronteriza, pide su muro, solución absurda que nada resuelve y solo agravia. La SRE pidió clarificar y, en su caso, confirmar las amenazas. Los candidatos se expresaron. Meade señaló que es una gran equivocación militarizar la frontera. AMLO dijo que convocará una gran cadena humana, vestidos de blanco, para forzar un diálogo de paz, sin muros con EEUU. Anaya pidió atender la agenda mexicana respecto al tráfico de armas. Lo cierto es que la relación bilateral no será fácil. La ignorancia, los prejuicios, el carácter explosivo de Trump dificultarán mucho la cooperación, y sin duda, el nuevo Presidente habrá de ser muy hábil para evitar confrontaciones estériles.

Meade arrancó campaña en Mérida, con siete propuestas-eje. Anaya arrancó en un evento en Santa Fe que pretendió darle un sello de modernización tecnológica a su propuesta. AMLO se fue al norte a tratar de conquistar votantes, ratificó cancelará el NAICM. La invitación a los candidatos para explicar ingresos y formas de vida hecha por Meade fue descalificada, incluso se habló de una provocación. Solo Margarita Zavala respondió que estaba dispuesta. Cierto es que nunca hemos sabido de qué vive AMLO, ni cómo ha mantenido a su familia, ni por qué todos sus gastos los realiza en efectivo pues carece de tarjetas u otros medios financieros, lo cual se niega a aclarar y acusa provocación. Ante cuestionamientos, descalifica, no explica. Anaya sorprendió cuando se conoció que su familia vivía en Dallas, por una decisión sobre la educación de sus tres hijos. Sin embargo, su estilo de vida no necesariamente implica una descalificación y de hecho aclaró en su momento el cuestionamiento. Meade señaló que presentará su tres de tres, tras estudiar un formato que le parece cuestionable.

En fin, en unos cuantos días habremos de emitir nuestro voto por un proyecto. El destino de todos está en juego. En general, la gente se guía más por lo emocional, que por lo racional para tomar su decisión. Hoy prevalece el enojo, la indignación ante la impunidad, la corrupción y el narcotráfico. Todos los candidatos aseguran las combatirán. AMLO asegura que si la cabeza es honesta, todos en automático lo serán, ofrece perdón y olvido a quienes asegura delinquen por necesidad. Meade ofrece combatir narco y profundizar políticas públicas contra desigualdad con focalización, adiós a subsidios generalizados. Anaya dice combatirá impunidad de donde provenga y propone el ingreso básico universal. Pero prevalece el enojo, incluso el miedo ha sido desplazado. ¿Cómo llamar a la reflexión? Con más emoción e información. Porque si bien hay muchos agravios, la respuesta no puede ser el suicidio. No podemos morir para intentar resucitar.

México ocupa el lugar 15 de 196 economías, a veces se nos olvida. Somos un país grande e importante por su población, su ubicación y su desarrollo. Ocupamos el 8vo lugar como destino turístico en el mundo. Tenemos una economía abierta y competimos con el mundo. Vamos a suscribir el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífica con once países, una nueva oportunidad para nuestros productos. Somos destino de inversión extranjera y formamos parte de los circuitos financiero internacionales más importantes del mundo. Nos lastiman muchos problemas, pero en efecto, podemos llegar a consolidarnos como potencia mundial, porque la grandeza es nuestro sello. Somos capaces de grandes hazañas, la historia lo demuestra. No podemos inmolarnos por lo que no funciona, recrearnos en la frustración, dividir al país en falsos dilemas. México es grande y en 2018 se juega su destino. No vamos a resucitar, mejor vamos a seguir progresando.

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