Rosario Guerra

Puebla, el prietito en el arroz

Rosario Guerra escribe sobre los resultados electorales, en especial en el caso de Puebla, donde se han presentado disturbios debido al supuesto fraude en favor de la candidata frentista Martha Erika Alonso.

Concluyó el proceso electoral. Uno de los más participativos. AMLO ganó rotundamente, despertó la emoción del pueblo, se le entregó sin condiciones. Tendrá mayoría en el Congreso. Una amplia legitimidad que lo fortalece en las negociaciones internacionales. Un bono democrático que puede ayudarle a tomar medidas incluso radicales. Por lo pronto administra la victoria. Con serenidad, asegura que no impondrá una dictadura. Respetará la autonomía del Banco de México. Mantendrá el equilibrio de las finanzas públicas, sin más deuda, ni nuevos impuestos. Respetará libertades y derechos de minorías. Prepara una transición sin conflictos. Regresamos al partido hegemónico por el voto ciudadano.

La democracia adquirió su mayoría de edad en México. Atrás quedaron los fraudes electorales. Las elecciones se organizan, operan y vigilan por los ciudadanos. En elecciones concurrentes, federales y locales, la misma mesa directiva reparte boletas, instala urnas, cuenta los votos, arma los paquetes electorales, entrega actas a la autoridad electoral local y federal, y a los representantes de los partidos políticos. Es en la casilla donde se documenta si existieron anomalías. Las dirigencias partidistas y los candidatos se hacen de pruebas sobre el desarrollo del proceso. Las impugnaciones se documentan, si procede se abren las urnas y se recuentan los votos. Si hay irregularidades graves en más del 30 por ciento de las casillas puede darse una anulación del proceso.

En todo el país la votación y el recuento fue ordenado, sin violencia, ni intimidaciones. Puebla no fue la excepción. Sin embargo, hoy Miguel Barbosa, candidato de la coalición Morena-PT-PES, alega un fraude en su contra. Puede criticarse que la candidata sea la esposa de Moreno Valle, pero es una decisión del PAN y sus aliados, PRD, MC, NA. Al final, quien decide si toma o no la opción es el ciudadano. Y los partidos pasan por esa prueba del ácido que son las urnas.

Puebla tuvo resultados cerrados. Tras conocerse que Martha Erika Alonso logró una ventaja de 4 puntos en el PREP, la reacción de Miguel Barbosa fue de descalificación. Morenistas irrumpieron en el hotel donde militantes del PAN trabajaban con las actas que les hicieron llegar sus representantes. Estos documentos son valiosos porque son la prueba de lo acontecido en cada casilla. Acusaron que eran documentos apócrifos que sirvieron de base para tergiversar el PREP, tras agredir a panistas y autoridades electorales. Solo la fuerza pública que envió el gobernador Gali pudo contener conflicto. La PGR ya inicia investigación.

Barbosa pide se abran todas las urnas, estrategia que busca descalificar el proceso, incluso anularlo. Solo se pueden abrir casillas donde existan pruebas. Ante el Tribunal Electoral se deben presentar las documentales para las revisiones. Nunca falta un prieto en el arroz, reza un refrán popular. Tratar de utilizar la cantaleta de fraude en Puebla para el proceso local, implicaría que también el federal registró problemas. Sin embargo, el INE no tiene quejas. Y fue la misma casilla, la misma mesa directiva, el mismo lugar y los mismos votantes. Solo distintas boletas.

Barbosa asegura contar con el 100 por ciento de actas que le dan 10 puntos de ventaja sobre su contrincante. Acusó violencia en las urnas. Ya Santiago Nieto se apresta a la defensa y afirma hay razones para pedir la nulidad de la elección. Se basan en la cantidad de votos nulos para pedir recuento, lo cual puede no ser una causal justificada. Por su parte, el candidato del PRI, Enrique Doger, admitió su derrota, señaló que cuando se participa en una contienda democrática y sabe las reglas, tiene que estar sujeto a los resultados. Reconoció que la ciudadanía se expresó y que Martha Erika se perfila ganadora en la tendencia que registra. Reconoció incidentes, sin descalificar la elección.

Todos tienen las mismas actas, -quizá el PAN perdió varias en el asalto a su centro de cómputo-, todos deberían honrar el proceso aun cuando no les favorezcan los resultados. Parece que Puebla terminará en Tribunal Electoral, las instituciones electorales son sólidas y se acatarán los resultados. Barbosa sin duda hizo un gran esfuerzo y compitió en situación desventajosa como oposición. Lo mismo enfrentó AMLO, cuya victoria es incuestionable. Ojalá cese la violencia y se encaucen diferencias por canales institucionales. Puebla lo merece. Ya no hay lugar para alegar fraude. Los votos se cuentan por nuestros vecinos y se cuentan bien. Y todo se documenta.

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