Rosario Guerra

Propuesta presidencial

La columnista habla sobre las propuestas de los ya candidatos presidenciales y sus alianzas rumbo a las elecciones.

Dicen que prometer no empobrece, dar es lo que aniquila. En su toma de protesta los tres candidatos bosquejaron su oferta. Aunque electores aseguran interesarse en propuestas, lo cierto es que su voto es más emocional que racional. Aún así vale la pena analizar los proyectos que nos presentaron este domingo, en el cual hubo sorpresas. El PRI reunió más de 30 mil simpatizantes en el Foro Sol, una movilización impresionante. El PRD no logró solucionar pugnas internas, terminaron a golpes y sillazos. El PAN tras retraso del candidato al Auditorio Nacional registró el retiro de simpatizantes. Morena sorprendió con su lista de plurinominales al Senado, en pago a cuestionables alianzas. Apenas ayer ofreció al PES una nueva Constitución Moral, que terminaría con el Estado laico.

De los tres, AMLO prometió imposibles e indeseables, como la nueva Constitución que deberá pactar con la nación, no con los evangélicos. Sin aumentar deuda ni impuestos va a incrementar al doble la pensión de tercera edad-cerca de 5.5 millones de personas-, dotar de pensión a los discapacitados – cerca de 7.1 millones-, dar becas a los estudiantes de preparatoria y de universidad- más de 8.8 millones-, bajará a la mitad sueldos de servidores públicos de mandos medios y superiores- cerca de 350 mil- para aumentar el salario de maestros, médicos y enfermeras, policías y fuerzas armadas- más de 3 millones-. Con parte del sueldo de altos funcionarios pagará aumentos y becas a cerca de 24.4 millones de personas. ¡Genial!

Además abolirá la Reforma Educativa para quitarle los aspectos laborales, implica regresar a los privilegios -que dice combatir-, como heredar plazas o manejar escalafón por sindicatos con base a méritos que no son académicos. Asegura que no habrá rechazados para ingresar a educación superior, no dice cómo duplicará la admisión, las instalaciones y los académicos. Insiste en que con dos pistas en Santa Lucía solucionará saturación del AICM, no aclara a donde enviará a la Fuerza Aérea Mexicana, ni cuanto costará indemnizar a constructores del nuevo AICM que estará muy avanzado para iniciar operaciones en 2019. Desaparecerá al CISEN y al Estado Mayor Presidencial, lo que refleja total ignorancia sobre temas como terrorismo e inteligencia para la seguridad nacional, en los que México se ha comprometido globalmente.

Para garantizar la paz insiste en amnistía previa consulta con víctimas. Dice que tendrá una buena relación con EEUU en apego a principios tradicionales de nuestro país, se opondrá al muro, pero propone como primer acto cambiar a los consulados para hacerlos procuradurías de defensa de migrantes, abandonando las funciones de representación, comerciales y de promoción, para incidir en temas de política interna de ese país. Y creará de nuevo zona libre en la frontera norte, lo cual distorsionará precios y fomentará comercio ilegal. Regresará al viejo esquema de precios de garantía en productos del campo, inviable ante las crecientes exportaciones de ese sector. Va a regalar los fertilizantes. Dice que en plena globalización, vamos a regresar a producir lo que consumimos.

Asegura que construirá dos refinerías y modernizará las existentes para no comprar gasolinas en el extranjero, con lo cual no aumentarán precios. Como las cosas cuestan lo que cuestan, y los precios los fija el mercado mundial, congelarlos implica acudir a subsidios de miles de millones de pesos. Sólo en 2017, aún con incrementos, el diferencial ascendió a 67 mil millones de pesos en subsidio generalizado, que beneficia más a los altos ingresos. Dijo logrará cobertura total de internet y será gratuita en escuelas, hospitales, plazas públicas y carreteras, sin señalar como va a continuar el proceso de la Reforma en Telecomunicaciones que ha sido exitosa.

Va a impulsar vivienda y transformará caminos rurales en carreteras de concreto hidráulico, no explica como se justifica esa inversión y de dónde saldrá. Su discurso habla de restauran el Estado de Derecho y de elecciones libres, pero con mayor clientelismo. Se muestra abierto a libertad de prensa e inversión privada, solo en el discurso, sin ahondar en garantías. Dice que habrá mando único y él personalmente asumirá las funciones de coordinar seguridad pública.

Todo lo anterior sin contar con mayoría en el Congreso, que deberá autorizar impuestos, deuda y gasto público. Los votos no le darán para anular la pluralidad. Reformar leyes en tantas materias se aprecia inviable. Aunque llama a reconciliación y paga favores a sindicatos y grupos que lo han financiado, no hay condiciones objetivas para impulsar un proyecto como el que promueve. Pero el elector piensa en términos muy simples sobre que beneficio obtendrá de su voto.

Por eso Meade enfatizó que el pueblo de México hoy se juega su destino, entre ir hacia adelante o ir hacia atrás. Aseguró ir hacia delante es respetar crítica y diferencias, ir hacia atrás es atacar la libertad de expresión; hacia delante cuando se hace del conocimiento la fuerza de México, atrás cuando se cancela educación de excelencia; hacia adelante cuando se aplica la ley, hacia atrás cuando se ofrece impunidad a criminales. Ofreció decidido combate a la corrupción y planteó opciones para apoyar a los mexicanos en sus proyectos de vida mediante un cambio radical de la política social para registrar necesidades y dar apoyos reales para satisfacerlas.

Anaya ofreció combatir violencia, corrupción y desigualdad aplicando la ley, reiteró su idea de un ingreso básico universal (todo mexicano recibirá una apoyo económico y se acabará con programas sociales) y aseguró aumentará progresivamente el salario mínimo. Privilegió educación y tecnología, reiteró está preparado para ser Presidente y aseguró la batalla es entre dos, pero que México no necesita a un Mesías.

Ni Meade, ni Anaya, lograrían mayoría en el Congreso, pero algunas de sus propuestas pueden transitar con alianzas en torno a metas comunes para el beneficio del país, visión ausente en el mesianismo de AMLO. Candidatos habemus.

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