Rolando Cordera Campos

La hora de debatir

El columnista opina que el comunicado de la Coparmex "Manifiesto México" es una invitación al debate con partidos, candidatos y sociedad en general al que no debe faltar nadie.

Como ha sido su práctica inveterada, la Coparmex, el primer sindicato patronal de nuestra historia, levanta la voz y toma partido en la política nacional a través de un interesante comunicado, intitulado "Manifiesto México".

Al votar el próximo primero de julio, nos dicen, "más de 88 millones de mexicanos tendremos la responsabilidad de votar y definir el futuro del país".

Con su alocución, el siempre aguerrido sindicato patronal surgido de los pujantes grupos financieros e industriales de Nuevo León, llama a los "partidos, candidatos y autoridades para que se comprometan a no conservar resabios ni mucho menos regresar a un pasado autoritario, centralizado y clientelar que ha propiciado pobreza, inequidad, desigualdad (….) y el enorme desperdicio de recursos públicos que ha mantenido al País por muy debajo de su potencial".

Siete son sus demandas: Más y mejores empleos; finanzas sanas y competitividad fiscal; seguridad; Estado de derecho, combate a la corrupción y a la impunidad; Educación de calidad e innovación; desarrollo regional sostenible; oportunidades para un México incluyente. Cada una se acompaña de consideraciones que los confederados consideran pertinentes y, desde luego, abiertas al debate que buscan.

Conviene advertir que, como anteriormente lo han hecho, los miembros de la Coparmex proponen una "nueva cultura salarial que tenga como primer paso alinear el salario mínimo general hasta la Línea de Bienestar personal establecida por el Coneval, de forma consistente cada año desde 2018 hasta 2020". El manifiesto termina estableciendo: "Partidos y Candidatos: exigimos conocer sus propuestas concretas a estas siete demandas. ¿Cómo lo harán, con quién, con qué recursos y para cuándo?" ¡Queremos escucharlos ya!

Sin duda aquí hay tela de donde cortar para el debate que urge pero, sobre todo, es un reclamo que debe hacerse colectivo en torno a preguntas estratégicas y de política sobre México y el mundo. Si bien las cuestiones que propone la Confederación pueden plantearse de otras maneras, cosa que hay que hacer, hay que exigir a los aspirantes que respondan clara y precisamente, sin rodeos ni chabacanerías, preguntas relevantes para definir la visión política de un país cuyas capas dirigentes parecen haber renunciado a la polémica y la deliberación sobre los asuntos públicos trascendentes que nada tienen que ver con sus cuentas de banco ni hojas de balance.

Candidatos y partidos tienen que informarnos con precisión, pero la polémica debe inscribirse en el contexto central: político, económico, de la cuestión social y de nuestro lugar en un mundo cuyas coordenadas se vuelven más y más evanescentes con los días.

A este encuentro de ideas y convicciones no debe faltar nadie. Asignatura pendiente de una democracia sumida en la rutina, en un pragmatismo hipócrita, en la compra y venta de protección. Por ello es que sólo apelando a la política se puede tomar aliento y darse ánimo para lo que viene…no sólo altas dosis de incertidumbre sino algún jinete apocalíptico desbalagado.

COLUMNAS ANTERIORES

Va de recuento: los recortes y la expiación
Mala hora la de México

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.