Rincon Del Experto

¿Rumbo del peso mexicano?

La cotización de la divisa mexicana estará afectada, más que por factores internos como el proceso electoral, serán los eventos del exterior los que tendrán una mayor influencia.

Alberto Herrera, director de Distribuidores Institucionales de GBM

Sin duda, cuando vemos a la divisa mexicana fluctuar en uno de los niveles más altos con respecto al dólar desde hace 23 años que se adoptó el régimen cambiario del tipo de cambio flexible en nuestro país, el cual permite absorber "choques" tanto internos como externos en beneficio de la economía como lo señalaba el premio Nobel de Economía 1976, Milton Friedman, resulta razonable explorar los factores que influencian su reciente comportamiento.

En este sentido, es conocido que el peso mexicano es una de las divisas emergentes con mayor liquidez, ubicándose entre los primeros diez lugares de volumen de operación diario en el mundo, registrando una participación ligeramente superior al dos por ciento, dentro de un valor total del mercado global operado diariamente de cinco billones de dólares.

Lo anterior, lleva a la paridad cambiaria peso-dólar a mantener una importante influencia del acontecer internacional, sobre todo en periodos de corto plazo, donde el sentimiento y posicionamiento de los inversionistas globales influyen sobre los movimientos en los flujos de inversión hacia los mercados.

Sin descartar los posibles efectos del tipo de cambio derivados del proceso interno electoral, la principal influencia en mediano plazo podría estar fundamentada en eventos del exterior, que hasta el momento han sido un generador de incremento en la volatilidad y presión sobre la paridad cambiaria del peso mexicano con respecto al dólar proveniente de varias fuentes, desde factores directamente relacionados al país como es el caso de la evolución y expectativas sobre el proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), factores de incremento a la aversión al riesgo global ante la reciente política comercial estadounidense con tarifas arancelarias a las importaciones de socios comerciales; así como la reasignación de flujos de inversión de capitales hacia instrumentos de deuda de corto plazo estadounidenses, resultado de la ampliación entre las tasas de interés estadounidenses con respecto a sus similares en países desarrollados como respuesta a la postura más restrictiva de la política monetaria de la Reserva Federal sustentada en las variables económicas de su economía.

Bajo este contexto, al igual que muchas monedas emergentes, el previsible aumento en tasas de interés estadounidenses previamente señalado presumiblemente marcará una de las mayores influencias y retos sobre las mismas ante el fortalecimiento del dólar en los meses por venir, aunado a la divergencia y diferenciación en el dinamismo del crecimiento económico entre los países desarrollados.

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