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2018: patadas en el gabinete

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Verdad de Perogrullo es decir que después del 7 de junio empieza formalmente la sucesión presidencial. La verdad es que ya empezó. En donde se observa con mayor atención el proceso, típico de un régimen presidencialista, es el del partido en el poder. Hay un espacio de incertidumbre hasta saber el resultado de las elecciones y cómo se adjudicarán los triunfos y las derrotas sobre sus dos candidatos designados por diseño, los secretarios de Gobernación y de Hacienda. Donde las cosas se ven más claras es cómo los encargados del despacho, Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray, pelean abiertamente.

Ninguno de los dos admite diferencias, ni siquiera en privado. Afirman que su relación es muy buena. A lo largo de este año la dinámica dentro del gabinete ha sido difícil entre ellos. Osorio Chong fue degradado durante la visita del presidente Enrique Peña Nieto a Washington a principio de año, y se le critica que no haya dado la cara siempre y rápido por su jefe, en cuanto a los temas de seguridad. La crítica a Videgaray es que mantiene una agenda más personal que institucional, a través de declaraciones beligerantes.

Diversas mediciones sobre aspirantes a la presidencia en 2018 sólo los colocan a ellos, dentro del gabinete, entre los más reconocidos. Sin embargo, en cuanto a niveles de aprobación, Osorio Chong aparece mucho mejor calificado que Videgaray. Un dato que registran las mediciones es que a Osorio Chong no le ha impactado negativamente la política de seguridad, en algunos casos fallida, mientras que Videgaray no puede quitarse de encima el pobre crecimiento económico que se suma a la reforma fiscal, que provocó en noviembre de 2013 que los niveles de aprobación y desaprobación del presidente se invirtieran; desde entonces, los negativos siempre han superado a los positivos.

El presidente ha tenido crisis con los dos. La más grave con Osorio Chong, que estuvo a punto de costarle el trabajo, fue el deterioro sociopolítico en Michoacán que apenas hace poco más de un año estuvo a punto de convertirse en una guerra civil en el estado. Con Videgaray las fricciones son más recientes. El secretario de Hacienda logró superar los temas económicos en el ánimo del presidente al enmarcar empáticamente el tema de su casa en Malinalco y un potencial conflicto de interés con la frustración de Peña Nieto tras el escándalo sobre la 'casa blanca', plataforma para fortalecer su posición en el primer bimestre de este año.

Sin embargo, el problema de la mala expectativa económica llevó a pensar al presidente a relevarlo. "La razón por la cual no lo hizo es que no le alcanzaba para mejorar la posición del gobierno", dijo una persona que conoce el tema. Es decir, la salida de Videgaray, como en su momento la de Osorio Chong, no le darían al presidente el oxígeno necesario para demostrar un golpe de timón y revitalizar su gobierno. Sería, en ese sentido, inútil.

En las últimas semanas, los mensajes que salen de Los Pinos son sobre las molestias con Videgaray. La primera que minó la fortaleza de las primeras semanas fue en la víspera del viaje al Reino Unido, cuando declaró al periódico Financial Times que el ambicioso programa de reformas estaría limitado si no se recuperaba la confianza. El presidente nunca se enteró de la declaración hasta el día siguiente, cuando leyó la entrevista y empezaron a quejarse otros miembros del gabinete por poner en entredicho a todo el gobierno. Un segundo momento crítico fue en plena visita en Londres, cuando le arrebató todos los reflectores al presidente al declarar a la prensa –en una reiteración– que venía un ajuste al gasto público. Después aparecieron sus afirmaciones que la economía, débil este año, estaría peor en 2016, que motivó disgustos en el PRI y varios gobernadores por haberla hecho en temporada electoral.

Pero no fue sino hasta la semana pasada donde se vio plenamente el choque con Osorio Chong. Al participar en la convención nacional de aseguradores, Videgaray dijo que la inseguridad inhibía las inversiones y no abonaba en la confianza. Algo importante debió suceder en las disputas palaciegas, porque al día siguiente y este domingo, el mensaje que impulsó el secretario de Hacienda fue de confianza y el Estado de derecho impulsado por el gobierno, con lo que abandonó el tema de la inhibición. Esa declaración fue interpretada como una crítica directa al secretario de Gobernación, en el sentido de que si no había crecimiento y confianza en el mundo, no era culpa de Hacienda, sino de la gobernabilidad.

Los dos secretarios continúan como los hombres más fuertes del presidente en términos de la sucesión presidencial. Desde afuera no se cree que Videgaray, con los negativos por la reforma fiscal y la baja tasa de crecimiento, tenga posibilidades reales de alcanzar la candidatura. Se aprecia con mayor oportunidad a Osorio Chong, pese a los problemas de la seguridad. Por el momento, si uno conoce cómo ha operado Peña Nieto, lo más seguro es que no hay nada firme para ninguno de los dos, y que es muy temprano en sus ojos para definir qué camino escogerá. Esto no impide, sin embargo, los conflictos palaciegos y las tomas de posición que, invariablemente, se verán dentro del gabinete en unas cuantas semanas. Todo, con la mira en 2018.

Twitter: @rivapa

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