Otros Ángulos

Un gladiador llamado Mikel Arriola

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Es de llamar la atención. Tenía una chamba como director del Seguro Social, en la que había obtenido un reconocimiento universal. Miembros del PRD, al igual que otros del PAN, han expresado su complacencia en una tarea que parecía irrealizable: sacar al IMSS de un bache financiero tan grande como su ineficiencia en el trato a los derechohabientes. Eran rarísimos los casos en los que, a pesar de su instrumental médico de vanguardia, la gente quedaba satisfecha. Largas esperas para consultas, al igual que para las intervenciones quirúrgicas o los procesos curativos, eran lo propio de ese instituto.

Sorpresa. En un tiempo récord, vía las medicinas genéricas, los fármacos ya no fueron productos inaccesibles o desaparecidos; los quirófanos se utilizaron en fines de semana y en los muchos días festivos que abundan en nuestro calendario; se amplió la capacidad de las guarderías, y se hicieron mucho más expeditos los trámites para consultas e intervenciones quirúrgicas. Y lo insólito, se transparentaron compras por más de 100 mil millones de pesos para conseguir ahorros por cerca de 20 mil millones de pesos. No supe qué hizo en eso llamado la Cofepris, pero los datos que tengo hablan de un director honrado, eficiente, innovador y creativo.

Con esos antecedentes, ¿qué hace como candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de México? Ni siquiera es miembro de algún partido y todos sabemos que la ciudad capital es un botín que primero lo fue del PRD y ahora de Morena. Tiene este último partido la que fue estructura del PRI, y sobre todo las mañas, exactamente las mismas que caracterizaron al tricolor. ¿Cómo ganar en esas condiciones tan desventajosas? Me pregunto si le ordenaron que participara para tratar de entrar al libro Guinness o porque él y su familia fueron amenazados de muerte. Lo cierto es que es un moderno gladiador, y así lo califico porque la meta me parece dificilísima. No lo conozco personalmente, pero públicamente se le ve con gran entusiasmo, hace gala de creatividad. La comunidad algo le ve, ya que en las encuestas ha ocurrido algo notable: comenzó en último lugar de las preferencias y en tan sólo tres semanas se ha ganado muchas simpatías, tantas que ya está en tercer lugar y comienza a arañar las segundas posiciones. ¿Qué ocurrirá si ese escenario continúa?

Alguien me dice que quiso ser torero, ¿será cierto? Investigo sobre su persona y compruebo que es un consumado practicante de algo tan vasco como raro, el Jai Alai, deporte en el que ha obtenido campeonatos mundiales, lo mismo que en diversos maratones. Me intereso aún más en esa rara avis de 42 años, quien tiene fama de innovador, amable, honrado y eficiente. Dice su perfil que nació en la calle Río Tigris, en la colonia Cuauhtémoc, y es un abogado de polendas. Sigo sin entender cómo es que se ha lanzado a algo que parece imposible de conseguir: la jefatura de Gobierno de una ciudad violenta, pésima en su vialidad, hedionda en muchas áreas, insegura, llena de baches, topes, cables por doquier y que, en cualquier momento, puede colapsar.

Veo el currículum de Arriola y sobre sus espaldas se asientan dos maestrías que obtuvo con honores en la London School y en la Universidad de Chicago. Leo que se ufana de haber aprobado el examen más duro para ser aceptado en la Barra de Abogados de Nueva York. En suma, tiene calificaciones de excelencia y no acierto a entender por qué participa con el PRI sin ser miembro de ese partido. Lo más probable es que sea militante, pero de José Antonio Meade; y si así fuera, debe darse cuenta que lo que hace es un sacrificio en aras de la amistad o de la fe en alguien a quien considera el mejor candidato a la presidencia. No lo sé. Estimo que quizás no sepa que otros aspirantes con renombre no lograron nada por el PRI en la Ciudad de México, porque no contaban ni con estructura partidaria ni con voluntad de su dirigencia: hablo de Jesús Silva Herzog y de Beatriz Paredes. Por ello, la hazaña que pretende este pelotari es colosal. Su sola participación es digna de un gladiador contra el imperio.

Twitter: @RaulCremoux

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