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Morena, contra la reforma educativa

La actual reforma educativa no es perfecta y requiere de adecuaciones formativas y la preparación académica de los maestros, en uno de los países que menos invierte en educación.

Cuando hay tanto de qué hablar y se tiene un espacio semanal, ¿cuál de todos los temas elegir? Septiembre tiene un racimo de ellos. Veamos:

1) Los sismos de 1985 y los del año pasado.

2) El conflicto entre Yeidckol Polevnsky y Cuauhtémoc Blanco. Un gobernador inusual que bien dice que gana la elección sin necesidad de AMLO.

3) Los 17 años del acto terrorista en las Torres Gemelas, que marcó el inicio de una época.

4) El golpe de Estado en Chile hace 45 años, cuando el asesino Augusto Pinochet acabó con la democracia e instauró un régimen de terror.

5) La forma machista y condescendiente con que el próximo presidente de la República se dirige a las reporteras como sus "corazoncitos".

Cualquiera de esos asuntos invita a la reflexión y al análisis; no obstante, hay uno medular que afectará inevitablemente a las generaciones futuras y de urgencia es tocarlo: el derrumbe de la bien llamada reforma educativa.

Es la mediocre, y en algunos casos nefasta, forma de educar a los niños y jóvenes mexicanos que impide a la nuestra sea una nación armónica, equilibrada, próspera, justa y pacífica. De las 14 reformas instrumentadas en la administración que está por terminar, la educativa es la más importante porque ataca una deficiencia ancestral y definitiva.

No, no es perfecta y estuvo mal matizada por el entonces secretario Aurelio Nuño, quien la utilizó abiertamente para promoverse como aspirante presidencial, pero esto no significa que deba ser derogada. La amenaza de que volvamos a ver lo que hacía la CNTE para obtener, permanecer, negociar, vender, heredar las plazas de profesores, ya está presente.

El martes, los diputados de Morena, como en los tiempos en que abusaban de su predominio, tomaron la tribuna en la Cámara de Diputados para pedir y hasta exigir que se violentara la Constitución y se suspendiera la parte medular de la reforma, esto es, evaluar a quienes tienen la educación de nuestros niños en sus manos.

En la actualidad, llega a tener puesto de profesor quien demuestra tener los conocimientos, habilidades y talento para desempeñar la delicada e importantísima tarea de educar. Tan vital es esto, que los países más desarrollados han basado su jerarquía en la educación.

Así lo han hecho en el resurgimiento de Alemania, Japón y China. La consolidación de países altamente civilizados, como son los nórdicos, está basada en una formación de calidad que se brinda a los alumnos por profesores constantemente actualizados y permanentemente evaluados.

Los mejores alumnos son preparados por docentes de excelencia. Dígalo Francia, Holanda o Canadá. Y todos esos profesores, desde que son estudiantes, se ven sometidos a todo tipo de exámenes con consecuencias que pueden ser promisorias para ellos o, cuando no lo demuestran, son puestos de lado.

El martes, el diputado Iran Santiago, morenista y miembro de la CNTE, exhortó a que la SEP violará la Constitución, que consagra a la evaluación como parte de la reforma educativa, y para ello se hizo acompañar de decenas de diputados que, como en los viejos tiempos, tomaron la tribuna para realizar la exigencia referida.

Sólo a manera de ilustración, mencionaré algunos de los países en los que la tarea pedagógica no tiene evaluación. Entre otros, Libia, Camerún, Irak, Zimbabwe, Chad, Somalia, Mali, Senegal. La gran mayoría de esos maestros no tienen la preparación debida, y como ha ocurrido en Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca, contribuyen a que los alumnos y educandos carezcan de la preparación que les permita acceder a contribuir al desarrollo de sus territorios.

La actual reforma educativa no es perfecta, requiere de adecuaciones formativas de los maestros, de su preparación académica y de adquisición de valores para poder transmitirlos. Es sin duda una transformación inacabada que incluso debe llegar a la educación superior.

La OCDE acaba de publicar "Panorama de la Educación 2018", en donde señala que México y Chile son los países de esa organización que menos invierten en educación; y no sólo es dinero, de manera decisiva hablan de la formación de los profesores, que evidentemente deben ser constantemente… evaluados.

Manuel Arroyo ha sido premiado como innovador. Lo es, y con ello implícitamente se reconoce la tarea de El Financiero, ya ubicado como un referente de información y análisis crítico. ¡Felicidades Manuel!

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