Otros Ángulos

¿Habrá tiempo para hacer los ajustes?

El cambio de presidente del PRI es definitivo para ganar, o bien puede ser el clavo que cierre el ataúd priista.

Era evidente que Enrique Ochoa Reza había cumplido su tarea con creces. Fue seleccionado para enfrentarse y desgastarse contra López Obrador y nada más. Su misión era semejante a la que hacen los sparrings cuando entrenan a los boxeadores: saber cuáles son sus mejores golpes y también padecer los que el oponente pueda conectar.

Ochoa ni siquiera era priista. Años atrás incluso quiso medio inscribirse y medio negarse como militante para obtener un puesto como consejero que no obtuvo. En diciembre pasado circuló una foto cuyo pie hablaba de la 'cúpula priista', y aparecían tres personas que nunca se habían caracterizado como miembros del PRI y tampoco haber obtenido un puesto de elección. Vamos, ni siquiera sabían la historia ni quiénes fueron los forjadores de ese partido. Los tres sonrientes eran José Antonio Meade, candidato a la presidencia; Aurelio Nuño, coordinador general de campaña, y Ochoa Reza, presidente del partido. Inmediatamente pensé: ¿qué dirán los priistas, los que llevan años en la brega, aquellos que comenzaron repartiendo papeles en la calle o los que han talachado en diversas campañas de diputados, gobernadores, alcaldes y han ido subiendo poco a poco; y los que han acarreado decenas, centenares de obreros, campesinos y burócratas; qué pensarán de esa cúpula? Antes de tomarse esa foto esos tres, ¿cuántas veces y en qué ocasiones habrán estado en algún acto priista?

El tiempo, y no mucho, nos ha dado la respuesta: tercer lugar de su candidato en las encuestas y un panorama gris, sin gusto ni brío, en el trabajo de tierra. El trío respondía, cada uno a circunstancias diversas, y el principal, el candidato, a querer ofrecer un perfil limpio aunque totalmente ajeno a lo que fueron los principios y la ideología de un partido que ahora se encuentra manchado por el desprestigio. ¿De veras alguien pensó que con esa triada conquistarían a una sociedad desconfiada, harta de padecer violencia y abusos? Consiguieron lo contrario, el que la comunidad pusiera sus ojos en quien lleva años restregando que gracias a una élite, la desigualdad y la pobreza son el patrimonio de los priistas. En su ignorancia político-electoral, los tres fincaron la posición que hoy tienen.

El cambio de presidente del PRI debió haberse hecho hace meses y precisamente con alguien que con su trayectoria muestra su idoneidad con ese partido: presidente municipal de Acapulco, gobernador de Guerrero, subsecretario de Gobernación, senador y militante activo entre las fuerzas básicas. En suma, un político experimentado que acercará al candidato Meade con quienes saben y conocen de qué está hecho ese organismo. Además, esa designación envía un mensaje toral: no habrá declinación del candidato hacia ninguna otra fuerza partidista. Por el contrario, se buscará contactar y comprometer el voto duro de quienes a lo largo de la historia les han dado su esfuerzo y sudor a sus candidatos.

Habría que preguntarse, esa decisión quién la tomó. Si fue Meade, es quizá la primera porque la de Nuño en la coordinación general huele mucho más a Luis Videgaray que a cualquier otro perfume. Como sea, muchas tuercas más deben ser cambiadas para que la maquinaria funcione adecuadamente. Hay demasiada gente que sabe de finanzas y de índices inflacionarios, pero que ignora cómo hacer un diagnóstico de votos entidad por entidad; que desconoce las carencias regionales y no alcanza a ver cuál será el verdadero comportamiento de los votantes el próximo 1 de julio .

¿Cuál es el compromiso de la señora Alejandra Sota, quien estuvo tan cerca de Felipe Calderón; por qué tiene tanta influencia y como ella muchos más? Y los coordinadores con títulos de Yale y de Harvard, ¿en qué emplean su precioso tiempo? René Juárez tiene que hacer muchos cambios inmediatos, pues si algo no tiene es tiempo; debe gozar de absoluta confianza, pues si se atraviesa un átomo de duda, el naufragio está asegurado. ¿Le dejarán hacer lo que sabe y emplear a la gente que tiene experiencia en batallas electorales o habrá que pasar por los cedazos de las comisiones?

El cambio de presidente del PRI a menos de 60 días de los comicios es definitivo, puede ser semejante al ajuste que hizo Calderón para ganar o bien puede ser el clavo que cierre el ataúd priista.

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