Apuntes Globales

Primeras cuentas migratorias de Trump

No cabe duda de que Trump se ha aplicado en cumplir su promesa de campaña: mano dura contra los migrantes, quienes ya no son bienvenidos en ese país.

"Si estás en este país ilegalmente, y cometiste un crimen por entrar sin documentos, debes sentirte presionado. Más te vale voltear a cada rato", Thomas Homan, director interino de la oficina de aplicación de ley de migración y aduanas (ICE por sus siglas en inglés).

El Migration Policy Institute, centro de investigaciones más influyente sobre migración en el vecino país, presentó un estudio el martes pasado sobre cómo la administración de Donald Trump ha venido aplicando la ley migratoria. Es decir, en qué medida ha cumplido su palabra de aplicar estrictamente la ley. El estudio consistió en 122 entrevistas y la visita a siete de los 24 centros de detención migratoria, así como 15 jurisdicciones locales incluyendo las cuatro ciudades más pobladas –Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Houston.

Trump en su primera semana de gobierno emitió una orden ejecutiva para expandir la discreción de ICE en relación a perseguir migrantes. Esta orden literalmente hizo pedazos la directiva del último cuatrienio de Obama en que sólo se perseguía a migrantes que hubiesen cometido crímenes violentos. La directiva de Obama dejaba fuera del ámbito de persecución a la gran mayoría de inmigrantes, 87 por ciento del total. En los tiempos de Trump la prioridad de persecución se expande a todos los no ciudadanos que hayan cometido cualquier crimen (por leve que sea) y así "a los ojos del funcionario de migración el detenido constituye un peligro para la seguridad pública." Es decir, los policías de ICE tienen toda la discreción del mundo para disponer a su antojo quién debe ser deportado.

Por ejemplo, Gary Mead, exdirector ejecutivo de la oficina de operaciones y deportaciones de ICE, (ERO por sus siglas en inglés), dio un ejemplo en la presentación del estudio que pinta muy bien el celo migratorio de los trumpistas. Le dijo a una joven sentada literalmente enfrente de él: Si un ladrón te roba tu bolsa de piel y se echa a correr a la calle, cuando la policía lo atrape no debe preguntarle cuánto tiempo lleva en Estados Unidos, o cuántos hijos tiene, y menos si es un buen ciudadano. Simplemente debe presentarle cargos por ladrón. Igual, cuando encontramos a un inmigrante ilegal, tenemos que aprenderlo y deportarlo. Esa es la ley. Y si no le gusta a alguien pues que la cambie. Pero no nos pida nadie que no apliquemos la ley.

Según el estudio, durante los primeros ocho meses de Trump, entre su inauguración (20 de enero) y el 30 de septiembre pasado, ICE realizó 110 mil 568 arrestos; un incremento de 42 por ciento en relación al mismo periodo del año anterior. Más aún, el número de deportaciones del interior se incrementó en 37 por ciento, a 61 mil 94 de 44 mil 512.

Si bien ICE no está haciendo redadas en iglesias, si está acudiendo a lugares frecuentados por inmigrantes como cortes locales y cuartos de emergencia de hospitales. Por lo general, quienes son arrestados y deportados del interior, son inmigrantes que llevan en promedio 10 años en Estados Unidos. Es decir, tienen familias y son separados de éstas. Esto implica, por lo tanto, que el miedo se ha agravado en las comunidades de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos.

Ahora bien, si los arrestos y deportaciones se han incrementado con Trump, los números totales son bastante menores que en los años picos de los arrestos y deportaciones en el primer cuatrienio de Obama. Por ejemplo, en 2011 hubo más de 300 mil arrestos y más de 200 mil deportaciones del interior. Esto es, Trump ha revertido la política del segundo cuatrienio de Obama de sólo deportar a migrantes con récords criminales serios, pero los números totales están por debajo de los picos de deportación.

Lo más interesante del estudio, y que ayuda a explicar que los números de deportados no sean tan altos, estriba en que varios estados, como California e Illinois y ciudades como Nueva York y Chicago se han resistido a cooperar con el gobierno federal, explícitamente con ICE.

Si un inmigrante es detenido en California por una violación de tráfico, ni siquiera por conducir con alcohol, no será turnado a una autoridad migratoria. Por el contrario, en Texas cualquier infracción es usada para que un inmigrante, sin importar su condición legal, sea turnado a la policía migratoria federal o ICE. Por esta razón, el número de arrestos bajó 14 por ciento en California mientras que subió 28 por ciento en Texas.

No cabe duda de que Trump se ha aplicado en cumplir su promesa de campaña: mano dura contra los migrantes, quienes ya no son bienvenidos en ese país. Su equipo es celosamente antiinmigración. El racista procurador general de justicia, Jeff Sessions, su jefe de oficina de la Casa Blanca, John Kelly, y la flamante secretaria de Seguridad Interna, Kirstjen Nielsen.

Es muy alentador que el informe del Migration Policy Institute detectó en su investigación de campo que el apoyo consular mexicano a nuestros connacionales se nota. Incluso, el cónsul de México en Washington D.C., Rafael Laveaga, con firmeza y diplomacia contravino al exfuncionario de ICE en la conferencia –"No tengo duda que queremos que los criminales peligrosos sean arrestados. Sin embargo, me pregunto si uno puede estar realmente de acuerdo en encerrar a un inmigrante que durante 15 años no se ha dedicado más que a trabajar y carece de un récord criminal".

Los resultados del estudio son también malas noticias para la red consular mexicana en Estados Unidos. Hoy en los tiempos de Trump todos los mexicanos son sujetos de deportación y desde luego hay una ofensiva contra la mitad, los 5.6 millones de connacionales que carecen de documentos.

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