Apuntes Globales

La debilidad rusa de Trump

Para el electorado de Trump éste es un héroe que les está pagando su voto, por lo que su titubeo en Helsinki no será suficiente para que su base lo abandone.

El 4 de junio de 1961, el joven presidente John F. Kennedy, a cinco meses de haber tomado posesión, se reunió con su contraparte Nikita Kruschev en Viena. Fue una reunión insólita: los líderes charlaron sin comitivas, sólo con traductores, a insistencia del estadounidense.

La reunión en Viena fue una especie de culminación de una luna de miel. El soviético le escribió una carta de felicitación por su triunfo electoral, al día siguiente de su histórica elección en que por el filo de una navaja venció al come comunistas Richard Nixon. Le comunicó que esperaba que la relación Washington-Moscú volviese a ser como en los tiempos de Franklin D. Roosevelt. Kennedy contestó visible agradecimiento y en febrero mando una propuesta para una cumbre. Consideraba que, en un encuentro personal y gracias a su carisma, podría desatorar varios asuntos bilaterales. Los asesores del estadounidense le recomendaron no hacerlo. Kennedy insistió. La reunión resultó mal. El soviético se lo comió. El mandatario inexperto tuvo que aceptar que no fue lo que esperaba. Más aún, Kruschev captó una debilidad en su joven contraparte y la pondría a prueba 16 meses más tarde, cuando la URSS instaló ojivas nucleares en el patio trasero de Estados Unidos, la isla de Cuba.

El 16 de julio de 2018, Donald Trump, a los 18 meses de su presidencia, se reunió con Vladimir Putin en Helsinki. El estadounidense insistió una y otra vez en que un encuentro personal era lo que se requería para mejorar la relación con Rusia. A pesar de la oposición de sus asesores, el encuentro fue un mano a mano de dos horas, sólo con traductores.

Putin se comió a Trump. La diferencia de esta última reunión es que el mundo entero se percató de la debilidad del presidente en la Casa Blanca frente al ruso. La conferencia Trump-Putin en Helsinki ha sido el peor momento de su presidencia. El ruso estaba exuberante, lleno de energía y con respuestas claras y contundentes. El estadounidense estaba temeroso, encogido y contra su mejor estilo de gandaya, estuvo ejemplarmente obsequioso, un corderito ante el ruso.

Trump dio la espalda a todas las agencias de inteligencia de su país. Se alineó con Putin, el enemigo jurado. "Ya me dijo enfáticamente que no intervinieron en la elección".

La semana ha sido terrible para Trump. De ambos lados del espectro ideológico le ha llovido.

John Brennan, exdirector de la CIA, sentenció: "Fue prácticamente una traición. No sólo fueron los comentarios de Trump imbéciles, sino que él está totalmente en el bolsillo de Putin".

El actual director de inteligencia nacional, Dan Cats, enfatizó que la reunión no debió haber sido uno a uno.

Newt Gingrich, conservador republicano y amigo de Trump, fue lapidario: "Fue el error más grave de su presidencia y debe corregirse de inmediato".

¿Qué implicaciones tendrá este costoso error?

El teflón del Trump es de lo más efectivo que se ha visto en la historia reciente de Estados Unidos. Esto está fincado en la extraordinaria polarización del electorado estadounidense. Para los conservadores Trump es su ariete anti-Obama, antipolíticas progresivas que continúen generando asimilación de las minorías raciales y grupales como la comunidad LGTBQ. Trump ya les dio dos jueces conservadores en la Suprema Corte (está en proceso de ratificación del segundo). Para su electorado, Trump es un héroe que les está pagando con creces su voto. El titubeo de Trump en Helsinki no será suficiente para que su base lo abandone. En una encuesta de la cadena CBS del 18 de julio, sólo 32 por ciento de la población aprobó la actuación de Trump; pero crece a 68 por ciento cuando contestan republicanos.

El tigre está herido. La segunda pregunta relevante es: ¿Qué hará para cambiar la atención mediática? ¿Qué chivo expiatorio buscará?

Hay una especie de consenso en México de que somos vulnerables pues Trump siempre puede apelar a su base pegándole a nuestros paisanos o denunciando el TLCAN.

No parece el momento propicio para denostar a México. Con Trump nunca se sabe. Más nos vale estar preparados para lo peor.

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