La Fiesta Está Viva

Tiempo de temple

México no merece gente sin preparación ni vocación para trabajar a favor de un país que pide a gritos, justicia e igualdad de oportunidades, escribe Rafael Cué.

Esta semana escucharemos y leeremos cualquier cantidad de cosas. Algunas coherentes y algunas verdaderamente alarmantes y descabelladas. La vorágine política que hemos padecido los últimos meses nos ha dejado casi exhaustos, llenos de incertidumbre y, por momentos, de impotencia.

La tauromaquia acaba de cumplir en nuestro querido México 492 años, desde que se celebró la primera corrida de toros. Este dato no es poca cosa, nos indica el arraigo de esta cultura en nuestro país. Para algunos candidatos advenedizos a algún puesto en la Cámara de Diputados o Senadores —léase mediocres actores de escaso talento, pero buena cara, algún músculo lleno de esteroides y la gracia de un hipopótamo— con abrazar una bandera animalista creen que les coloca como gente —que no políticos, ya que esa es una carrera y vocación que necesita estudios— de vanguardia, progresista y moderna.

México no merece esta oleada de gente sin preparación ni vocación para trabajar a favor de un país que pide a gritos legalidad, justicia e igualdad de oportunidades. Independientemente de las creencias o convicciones políticas de cada quien, nuestro país se encuentra a pocos días de lidiar al toro más complejo de su historia: el futuro.

No entraré en el análisis, no es mi especialidad, para eso El Financiero tiene a los mejores de México; esta columna es sobre tauromaquia, su cultura, su arraigo y su importancia económica en este país.

El toro que se encuentra hoy en el ruedo para México tiene por cada pitón distintas opciones y consecuencias. Como buenos toreros, los mexicanos debemos tener el valor de actuar con la sangre fría, poniendo en la balanza nuestra capacidad, arriesgando con inteligencia en el presente para garantizar nuestro futuro.

El temple en el toreo tiene muchas definiciones: "llevar al toro despacio", "que el toro no alcance las telas", "reducir la velocidad de embestida del toro", "al toro sobrado de fuerza, restársela, y al que le falta, dársela"; en fin, hay muchas y muy variadas definiciones de esta cualidad torera capaz de sacar lo mejor de cada toro. El temple es, además del valor, la mejor herramienta técnica de cualquier torero. Además esta virtud está directamente conectada al corazón, se ejecuta con el cuerpo, pero se regula con el alma.

El toro que se encuentra hoy en el ruedo para México tiene por cada pitón distintas opciones y consecuencias. Como buenos toreros, los mexicanos debemos tener el valor de actuar con la sangre fría, poniendo en la balanza nuestra capacidad, arriesgando con inteligencia en el presente para garantizar nuestro futuro.

Así es como debemos actuar y asumir estos próximos días en México, con valor y responsabilidad, saber decir que no a quienes sabemos que no están capacitados para ocupar un sitio de representación. Actuemos con temple y tengamos el valor de aceptar el resultado de estas elecciones, para que al día siguiente vayamos a trabajar con mayor ahínco, con mayor responsabilidad y con más amor por México, esa es la verdadera fórmula para salir adelante.

La tauromaquia en México representa más de 5 mil 500 millones de pesos al año, genera más de 3 mil 500 empleos directos y más de 10 mil 710 indirectos. Estos datos que aquí proporciono son para que esta banda de candidatos, que seguro no investigan antes de poner un tuit popular, puedan darse cuenta de la magnitud e importancia de la tauromaquia en el país, no sólo cultural, sino económicamente.

Muchos van por el Verde... Aquí les van más datos: existen 262 ganaderías en México, que ocupan en promedio 649 hectáreas, lo que representa un total de 170 mil 96 hectáreas de paraíso ecológico, donde conviven más de 150 especies de animales diferentes, en perfecta armonía y equilibrio. El hato ganadero ronda por las 417 cabezas de ganado bravo en promedio (por ganadería), lo que significa un tamaño (total) de hato en el país, de alrededor de 109 mil 204 cabezas de ganado bravo. Si consideramos que anualmente se lidian alrededor de 3 mil animales (entre toros y novillos), esto nos arroja que solamente poco más del 3 por ciento de la población de este hato llega a la plaza, cifra anual que es menor al número de cabezas de ganado para consumo que se sacrifican en los rastros todos los días.

El estudio es vasto y completo, fue editado por Sagarpa en 2015; así que lean, estudien, piensen y actúen por amor a México, no por likes, retuits o popularidad.

El próximo domingo vamos a mostrar que en México tenemos temple y valor del bueno.

COLUMNAS ANTERIORES

Sevilla, la feria del toro
¡Arranca la feria!

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.