La Fiesta Está Viva

Han cobrado

El toro tiene tal poderío que es capaz de herir y matar con suma facilidad, señala Rafael Cué.

Dentro del argot taurino, "cobrar" para los toreros no es precisamente recibir los honorarios establecidos con la empresa. Cuando un torero "cobra", nos referimos al tributo de sangre que el toro ejerce ante la gloria de ser torero.

Septiembre, por obvias razones en nuestro país, alberga un importante número de festejos taurinos como parte de las celebraciones de nuestra Independencia —esto lo aclaro para aquellos "antis" que tienen la creencia de que la tauromaquia no está muy arraigada en nuestro país; sólo lleva más de 492 años y es tan importante que celebramos con estos festejos el inicio de nuestra identidad nacional—.

Zacatecas, Tlaxcala, Guadalajara, Monterrey, San Miguel Allende, Zempoala, San Miguel El Alto, Ojuelos, entre otras entidades, tuvieron festejos taurinos en nuestro país como parte de las celebraciones de las fiestas patrias. En Europa este mes también es muy taurino: Albacete, Salamanca, Madrid y Sevilla, por ejemplo. En Francia —modelo real de primer mundo y respeto con apoyo a la cultura de la tauromaquia—, se llevan a cabo festejos en Dax, Arlés y Nimes —estos dos últimos un verdadero lujo cultural en cuanto a su riqueza visual—. El honor de amar a la Fiesta al crear puestas en escena únicas e irrepetibles y con la máxima premisa de verdad en el ruedo: el toro.

El destino, caprichoso siempre, utilizó estas épocas para que los toreros rindieran tributo a su valor y quedara muy claro que la Fiesta de los Toros es de verdad, la máxima representación artística del juego entre la vida y la muerte. El toro, animal al que verdaderamente veneramos y amamos los taurinos (sí, aunque muera en la plaza), tiene tal poderío que es capaz de herir y matar con suma facilidad, pero ese poderío se compensa con otra de sus mayores virtudes, que es la bravura, expresada no en la agresividad descontrolada, sino en la nobleza y expresividad de su embestida, generadora de arte y belleza, cómplice insustituible para el torero a la hora de darse el milagro de la emoción del toreo.

El novillero mexicano Diego San Román, sufrió un cornadón en el Coliseo Romano de Nimes; su inmenso valor y ganas de ser, le cobraron con sangre el precio de vestir en seda y oro. Ese mismo día en la plaza de Albacete, el matador Paco Ureña, al estar toreando con profundidad a la verónica, recibió un puntazo en el pómulo izquierdo, provocándole serias lesiones al globo ocular, así de pasada, el toro en seco derrote le hirió, ni siquiera cayó al suelo el diestro, y para asombro de todos, se mantuvo en el ruedo para torear de forma lenta y armoniosa al astado que minutos antes le había herido de forma brutal.

El domingo en el Coliseo de Nimes se llevó a cabo una corrida de toros llena de simbolismos y verdad: Octavio Chacón, Emilio de Justo y Pepe Moral, lidiaron una seria corrida de Victorino Martín. Me refiero a los simbolismos porque estos tres toreros son hombres maduros a los que el toro les ha hecho esperar años de lucha sorda e injusta, pero como el toro es sabio y tiene para todos su momento (ya depende de cada quien saberlo aprovechar), estos hombres viven hoy un magnífico período taurino, son novedad por estar poco vistos, pero son toreros grandiosos. La bravura de los toros de Victorino y la tauromaquia de los tres artistas, brindaron una tarde memorable que cerró de forma dramática al ser Moral prendido por el toro de forma tremenda al estar toreándolo de manera prodigiosa; ¡vaya buen torero el sevillano! Espeluznantes volteretas con cornada incluida, pérdida de conocimiento por el dolor, pero en gesta y arrebato no permitió que lo llevasen a la enfermería, y se quedó a terminar la faena.

Héroes de nuestro tiempo todos los toreros, como héroes son los miembros de nuestras fuerzas armadas; el domingo fui a rendirles honor a Paseo de la Reforma, verlos desfilar es emocionante; impecables, marciales, con tantas y tantas similitudes con la tauromaquia: jerarquía, valor, honor, disciplina y orgullo de ser quienes son. ¡Que Dios los bendiga!

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