La Fiesta Está Viva

Cantar del pueblo andaluz

En Semana Santa, Sevilla canta y siente su religiosidad y fe, comenta Rafael Cué.

"¿Quién me presta una escalera,

para subir al madero,

para quitarle los clavos,

a Jesús el Nazareno?".

(Saeta popular)

¡Oh, la saeta, el cantar

al Cristo de los gitanos,

siempre con sangre en las manos,

siempre por desenclavar!

¡Cantar del pueblo andaluz,

que todas las primaveras

anda pidiendo escaleras

para subir a la cruz!

¡Cantar de la tierra mía,

que echa flores al Jesús

de la agonía, y es la fe

de mis mayores!

¡Oh, no eres tú mi cantar!

¡No puedo cantar, ni quiero,

a ese Jesús del madero,

sino al que anduvo en el mar!

Antonio Machado (poeta sevillano).

Sevilla en primavera respira otros aires, brilla y florece ante el despertar de sus pasiones: Semana Santa y su Feria; imposible separar el sentimiento de una y de otra. El pueblo andaluz canta y siente su Semana Santa. Religiosidad y fe, devoción ante distintos cristos y vírgenes, que a su vez representan un mismo sentir, la humildad de un pueblo, la capacidad de asombro y goce ante el arte y sentimiento, sea esto al ver pasar al "Cachorro", al tiempo que se escucha una saeta, entonces sentir la piel de gallina y una lágrima que lenta baja por la mejilla al dejar de pensar y sólo sentir.

¡Qué sería de nuestras vidas si nos priváramos de sentir! Sevilla brinda la oportunidad de conectar y despertar lo más profundo del ser humano, el asombro al sentirse abrumado y rebasado por emociones que no tienen explicación. Como en el toreo no hay que ser aficionado para emocionarse, en Semana Santa no hay que ser religioso, incluso católico, para ante ese despliegue de pasión conectarse con uno mismo.

Quizá es la Feria de Sevilla la más grande en este mundo, en cuanto a su esencia; no será la de mayor afluencia, ni mayor derrama económica (que sin duda la tiene), pero algo muy importante, y lo que cuenta en este rincón privilegiado del mundo, es el aire que se respira.

Tras la intensidad emocional de la Semana Santa, lugareños y foráneos viven en el Domingo de Resurrección una gran corrida de toros, simbólica, al ser el primer festejo en la Real Maestranza de Caballería. Tarde de glamour social, de intenso contenido cultural, y que acompaña la suerte de emociones taurinas únicas.

Si ya el asistir a un festejo taurino en la Maestranza es una experiencia inolvidable, hacerlo el Domingo de Resurrección es quedar marcado para siempre. En este 2018, la empresa ha programado un cartelazo: Antonio Ferrera, José María Manzanares y Andrés Roca Rey, ante seis ejemplares de la ganadería Toros de Cortés.

Las emociones en Semana Santa llegan con tan sólo ver una procesión, son cientos de ellas por las estrechas calles sevillanas, de barrio en barrio. En la Maestranza, las emociones surgen desde la llegada, el ambiente se da con la gente arreglada para un evento importante. Generaciones distintas con sus mejores galas, hombres y mujeres forman parte de esa gran masa que logra unificarse al vuelo de un capote o ante la presencia de un toro en el brillante albero sevillano.

En mi opinión, Sevilla tiene el mejor toro de España en cuanto a sus hechuras y su trapío. Una plaza exigente para que los toros vayan en tipo, lo cual es quizá un mayor reto ganadero que sólo enviar al toro más grande de la camada; la armonía en las hechuras, un toro que sea el orgullo del campo y la razón del toreo.

A los toreros no se les mide, se les da la libertad de acción, lo que conlleva entender la profunda vocación de vestir de luces. No se les pide determinado procedimiento ni colocación. El público respeta de tal manera el arte del toreo, que entrega al torero absoluta libertad. Tremendo compromiso para los de luces. La suerte de varas es toda una exposición de toreo a caballo, campero y puro, para medir y hacer lucir la bravura de los toros.

Todo impecable, todo con arte y sentimiento. La música acompaña los momentos más lucidos de la tarde, a criterio del Maestro de la banda. Una experiencia casi religiosa; una tarde de toros en la Maestranza, así como la Semana Santa, es una verdadera experiencia sensorial en Sevilla.

Curioso cruce de conceptos que vive el pueblo andaluz, y que generosamente comparte con el mundo entero.

COLUMNAS ANTERIORES

Sevilla, la feria del toro
¡Arranca la feria!

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.