La Fiesta Está Viva

72 años

Rafael Cué analiza cómo la Plaza México ha sido un recinto que ha marcado la vida cultural, artística y social del país en sus 72 años de existencia.

La Plaza México es más que una majestuosa construcción en la Ciudad de México. Diseñada y construida en los años 40 como un sueño visionario de don Neguib Simón, hoy sigue siendo un referente de nuestra metrópoli. Magna obra de ingeniería, aprovechando la excavación de lo que era una ladrillera en aquel entonces, se tomó ventaja del inmenso hueco y se dio origen a un recinto que ha marcado la vida cultural, artística y social de nuestro país, en etapas distintas, situaciones diversas y entornos diferentes.

Pensando lo que ha significado este inmueble en la vida de muchos mexicanos, llego a la conclusión de que la Plaza México es sin duda un espacio en donde se han forjado muchas historias compartidas, entrañables amistades y hasta uno que otro matrimonio.

Generaciones de familias han tenido (sin darse cuenta) en esta plaza, un lugar de encuentro, de convivencia, de herencia de nuestras tradiciones.

En el caso de esta familia, mi abuelo y mi padre estuvieron en la inauguración de la plaza en 1947. Cuenta mi padre —a quien debo esta maravillosa afición— que en esos años parecía una locura la dimensión de la obra, situada en lo que en aquel entonces eran prácticamente las afueras de la Ciudad de México, otro México, sin duda, donde la educación, el respeto y los valores eran moneda de cambio. Con nostalgia recuerda la odisea para llegar "hasta" Mixcoac. Localidades de general fueron la opción, con más de una hora antes de iniciar el festejo ya estaba abarrotada aquella sección a la que le caben más de 20 mil personas. La locura, la pasión y el glamour de esa tarde marcaron a los más de 40 mil asistentes.

Y así han pasado los años, somos ya cuatro generaciones de mi familia que vivimos la Plaza México. Hoy mis hijos disfrutan de las tardes de toros, los domingos de toros son eso, domingos de toros. Todo gira alrededor de la tarde, la hora en la que desayunas, dónde comes y hasta la hora de misa —si es el caso, claro—. Esta cuarta generación goza de que también por el lado materno la afición a los toros viene desde aquella época.

En la Plaza México hemos gozado y sufrido. Testigos de apoteosis triunfal de toreros y ganaderos, de fracasos y hiel, de aburrimiento también; pero es aquí, en esta plaza que ayer cumplió 72 años de inaugurarse, donde mi corazón y mi alma han podido fundirse en un solo sentimiento, el de la pasión y la indescriptible e irrepetible emoción que genera el toreo.

Cientos, si no es que miles de historias y sueños cumplidos y truncados. Vida de frente a la muerte para perseguir un sueño y una vocación.

El presente es muy distinto al ayer, la tauromaquia sin duda ha perdido el sitio que en otras épocas ocupaba en la sociedad mexicana. Hoy los que somos aficionados a los toros, tenemos además que defender a la tauromaquia con argumentos y educación, debemos mostrarla y enseñarla tal y como es, con sus valores y virtudes.

Ayer festejamos a lo grande independientemente del resultado de la corrida, que al momento de estas líneas no se llevaba a cabo. La historia de esta plaza se cimienta en la importancia de esta tradición en nuestro país, con una sociedad cambiante a un ritmo difícil de asimilar, donde la conveniencia va por delante de las convicciones, si no, analice usted el brincadero de políticos oportunistas de un partido a otro. Hoy es más "cool" abrazar a un perro que a un niño, prohibir que respetar.

La Plaza como inmueble, está garantizada, lo que debemos procurar es que su esencia, lo que le da vida e importancia, que es la tauromaquia, se mantenga viva. Quizá seamos minoría, por lo que debemos ser aún más estrictos al defender nuestro derecho a disfrutar ahí, en ese inmenso e íntimo inmueble, lo que a muchos da sentido a nuestras vidas: la pasión y amor inmenso por el toro, por el toreo y el arte.

Feliz cumpleaños, Plaza México, espero que a los hijos de mis hijos la vida les permita vivir lo que tantos hemos vivido contigo, en ti.

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