Opinión

Perspectivas a la baja


 
Mario Rodarte E.
 

Hace apenas unas cuantas semanas se anunció que oficialmente Europa salía de la recesión, aunque el empleo en algunos lugares, como España y Grecia, no se ha recuperado. También, luego de la reapertura del gobierno en Estados Unidos, las cifras que empezaron a liberarse apuntan hacia la recuperación sostenida, aunque a una tasa muy baja de crecimiento, pero suficiente para disminuir un poco más el desempleo, que puede dar la pauta para el cambio de señales que el mundo espera de la Reserva Federal en este asunto de la compra de bonos. En este entorno se dieron a conocer datos del crecimiento económico en China, en donde en el segundo trimestre apenas superaron 7 por ciento, cuando un año antes las cifras eran superiores a 10 por ciento.
 

Con toda la información podemos observar cómo han disminuido los precios de algunas materias primas, de los granos, metales preciosos y hasta el del petróleo.
 

Para los países emergentes, que se beneficiaron en el pasado de la elevada demanda por sus productos en la bonanza del crecimiento y por lo tanto con precios altos y términos de intercambio muy favorables, las noticias vistas en conjunto no son para nada alentadoras, ya que disminuyen su perspectiva de crecimiento y por lo tanto frenan los avances que se habían logrado en algunas áreas, en especial en materia de desarrollo social, al haber crecido el empleo y los ingresos en las finanzas públicas, así como lograr recuperar la fortaleza de sus monedas.
 

En conjunto, a partir de ahora el mundo deberá acostumbrarse y hacerse a la idea de que el crecimiento económico no será tan elevado como en los años recientes, tal y como lo han señalado algunos organismos internacionales y se confirmará conforme empiece a acumularse evidencia estadística sobre el cierre del presente año. Aquí es muy importante ver lo que algunos países están haciendo para prevenir, o tratar de revertir la situación. Empezando por nuestro país, vemos que en el paquete económico-presupuestal para el siguiente año se establece un enfoque optimista, aunque no desbordado, que plantea una recuperación del crecimiento, misma que vendrá gracias a la reforma energética que esperan apruebe el congreso antes del final del presente periodo de sesiones.
 

También está planteado un precio esperado del petróleo que para este pupitre parece un poco optimista y se propone elevar el déficit y el endeudamiento, justo cuando la perspectiva es de tasas de interés a la alza, lo que hará que, ya sin superávit primario para cubrir el servicio de la deuda, se tengan que recortar más algunos programas para hacerlo, o bien, lo que resulta horroroso, tener que endeudarnos más para poder pagar el servicio de la deuda. Otro de los grandes esfuerzos que se plantean es el de iniciar de una vez por todas la construcción de algunas obras grandes de infraestructura, tanto carreteras, como ferrocarriles y la reparación de los daños causados por el mal tiempo. En Brasil se ha iniciado un programa similar, en donde ya se licitaron más de tres mil kilómetros de vías férreas, bajo el esquema de concesión a la iniciativa privada, con el visto bueno del comité de privatizaciones. Su empresa petrolera continúa muy activa y deben completar las obras necesarias para los eventos internacionales que van a recibir en los próximos años. Aquí no les preocupa tanto la expectativa mundial a la baja, ya que tienen su propio impulso, mismo que están aprovechando al máximo.
 

Si bien la eventual reducción de las compras de bonos en Estados Unidos provocará una reacción en todos los mercados financieros, esta será muy pasajera y no hay nada de que alarmarse, no existe por el momento algún otro impulso, como un cambio tecnológico u otro evento que pudiera elevar la perspectiva de crecimiento mundial, lo que obliga a pensar muy bien en las acciones a seguir y la estrategia para sortear los años de vacas flacas. Muchos han afirmado que los cambios fiscales aprobados recién por el Congreso causarán una recesión en el país, en especial ahora que hemos visto que las ventas al menudeo van a la baja, el empleo no crece lo suficiente y el crédito bancario al consumo ha disminuido. Este pupitre opina que esta percepción es exagerada, ya que si en efecto tanto consumidores como productores deberán hacer algunos ajustes ante los cambios, no es nada como para sacar a nadie del mercado, o cambiar su tasa de rendimiento a la inversión.
 

Es necesario que empecemos a pensar en algo que haga que el país recupere su crecimiento y disminuya la dependencia del mismo del desempeño de nuestros compradores de exportaciones. No logramos hacerlo en materia de dependencia de las finanzas públicas del petróleo, pero insistimos, algo debemos hacer para recuperar autonomía para nuestro crecimiento. Han afirmado algunos organismos que no alcanzaremos los objetivos del milenio planteados para 2015, lo que debería preocuparnos un poco más, ya que las presiones sociales acumuladas podrían sobrepasar la capacidad de la sociedad, del gobierno y de muchos para soportarlas y paliar sus efectos muy evidentes, como las marchas y el aumento en la delincuencia. No es nada difícil, simplemente hay que pensar con calma.
 
 
 
 
 

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