Plaza Viva

Una elección por el hogar compartido

México ha sido omiso en el cuidado del medioambiente y ha seguido destruyendo nuestro entorno, por lo que este proceso electoral puede servir para reflexionar al respecto.

Hace dos años tuve el enorme gusto de conocer a un grupo de jóvenes brillantes y sobresalientes. Estudiaban la secundaria, rondaban entre los 12 y 15 años y gracias a una extraordinaria conciencia ambiental, documentación, profesores dedicados y una gran tenacidad, iniciaron con un proyecto orientado a evitar el excesivo uso de bolsas de plástico en los supermercados de la ciudad de Guadalajara.

Tras hacer investigaciones de campo y documentales, de buscar casos exitosos a nivel internacional para lograr reducir la contaminación y después de divulgar sus ideas en redes sociales, decidieron lanzar una iniciativa legislativa que contemplara que dichas bolsas no fueran distribuidas de manera gratuita al empacar las compras.

Los meses fueron y vinieron, la comisión del Congreso de Jalisco encargada de analizar dicha iniciativa terminó por rechazarla con argumentos sumamente pobres, carentes de compromiso con el futuro del planeta. Sin embargo, las y los jóvenes no se rindieron, ahora siguen trabajando en la campaña de concientización alrededor del abuso de plástico en nuestra sociedad y las maneras en las que podemos reducir nuestro impacto en el medioambiente.

Sin duda, el ejemplo conmueve. Y hay tantos proyectos, organizaciones, movimientos y personas que allá afuera nos recuerdan que el planeta debe ser cuidado. Estas acciones nos hacen reflexionar sobre tantos años de indolencia a la tala furtiva, a la extinción especies, frente a la industria extractiva, la contaminación de nuestro aire, la depredación de las selvas, el envenenamiento de los ríos y el despojo y desplazamiento de comunidades enteras por proyectos que no toman en cuenta al medioambiente.

Porque debemos decirlo fuerte y claro: nuestro plante la está pasando mal y, por consecuencia, quienes nacimos y habitamos en él tenemos un reto frente a nuestros ojos.

En los últimos años hemos impactado y depredado recursos, especies y territorio como siglos enteros de la humanidad no lo habían logrado. Específicamente en México, hemos sido omisos y hemos continuado con una inercia que destruye, explota, consume y depreda nuestro entorno. Parece que creemos que el calentamiento global no va a llegar, que la salud de la población puede esperar y que la Tierra nos va a dar una segunda oportunidad.

Hay quien cree que es una exageración pensar que nuestro país está en peligro. Los datos no dejan mentir. La entidad encargada de la preservación nuestro bosques y selvas, la Conafor, reconoce que anualmente destruimos 150 mil hectáreas de área forestal; de hecho, hay voces académicas que señalan que en quince años hemos perdido cerca de dos millones de hectáreas de bosques. Las cifras de la Comisión Nacional del Agua reconocen que siete de cada diez litros de nuestros ríos y lagos tienen algún grado de contaminación. El investigador Gerardo Cevallos, de la UNAM, consultado por El Universal, declaró que en 30 años hemos perdido cerca del 40 por ciento de la fauna y el 30 por ciento de la flora de nuestro país.

Frente a esto debemos exigir que el próximo proceso electoral se convierta en una reflexión compartida para cambiar el destino de nuestro país en materia ambiental. Que vengan las ideas y discusiones sobre energías renovables, industrias de bonos de carbono, el uso efectivo del agua, acabar con las industrias extractivas, detener la tala de nuestros pulmones forestales, proteger y defender la biodiversidad en tierra y mar e impulsar ideas verdaderamente disruptivas que puedan garantizarnos otro tipo de futuro.

La casa compartida debe ser tratada como hogar, por eso en 2018 debemos tener como objetivo convertir al medioambiente en un punto fundamental de la agenda de todo el país.

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