Plaza Viva

¿Amanecer o atardecer?

Se cierra nuestra modesta, pero acogedora oficina. Concluye una victoria colectiva que recuperó derechos y le quitó lana a los partidos. Pero también es cierto que nada termina.

Un buen amigo me envió una fotografía tomada por la NASA en Marte. Al principio no entendía la razón de su mensaje, sospeché que se trataba simplemente del deleite visual que significa el horizonte marciano, que me enviaba esas postales que se comparten porque nos hacen sentir ñañaras, asombro, una probada de lo finito que somos.

Pero después puse más atención, la foto venía con un pequeño pie de página que lanzaba la pregunta: "¿Amanecer o atardecer?", una broma sobre lo difícil que es identificar si el Sol se pone o inicia su jornada en el planeta vecino. A veces nuestra vida es así, tan difícil de distinguir la duración de los momentos; cuándo vienen las subidas, bajadas y sacudidas; o si los ciclos cierran o sólo se vuelven parte de uno.

Así fue como empezó a recorrerme la sensación que permanece en mí estos días. Un mezcla de nostalgia, gratitud y satisfacción que me acompaña en sueños y al despertar. En dos días más termina mi periodo como diputado local. En muchos sentidos se cierra un momento de mi vida, pero tan sólo lo pienso un momento más y me doy cuenta que no se acaba nada, que apenas están saliendo los primeros destellos de la mañana.

Dice Jorge Drexler que somos una especie que siempre está de viaje, que no tenemos pertenencias sino equipaje. Qué certero, podría parecer sutil pero lo es todo: sólo estamos de paso por donde vamos.

Lo vivido este tiempo ha sido, sin duda, el honor más alto de mi vida. Llegué a los 25 años a ocupar el curul del distrito 10, hogar y familia de toda la vida. Llegué después de un inesperado proceso electoral que cambió mi forma de entender la política y sus límites, que cimbró a los que se sentían los poderosos en mi estado y que me hizo darme cuenta de mis limitaciones, tribulaciones y errores. Llegué bien acompañado, envuelto por tantos oportunos consejos, amigos y colaboradores. Estos últimos, por cierto, fueron quienes me ayudaron a ser valiente, humilde y certero, y merecen toda la dicha y reconocimiento por lo que vivimos en conjunto. Llegué con tantas ganas de hacer todo, un tanto inocente pero interesado en compensar la inexperiencia con harto compromiso y trabajo.

Leo mis apuntes de esa época y no me reconozco. Luego me descubro bromeando sobre lo mismo con mis amigos, comiendo la misma comida corrida, siendo el mismo tipo que hace tres años (aunque quizás con más problemas gástricos y un poco menos agraciado). Todo cambia y no. Nada que reprochar o temer, sólo es el paso del tiempo. Bien lo decía Heráclito, a propósito del río, que uno no permanece, siempre se cambia.

Fueron años vividos con profunda dedicación e intensidad, sin horario y con mucha responsabilidad. La política está llena de dilemas éticos todos los días y la luz para salir al paso de ellos siempre la encontré en mi equipo, mi comunidad y en las convicciones. Mi gratitud por esta oportunidad, y a quienes la permitieron existir, permanecerá por siempre en mí.

Se acaba este momento en el Congreso local. Se cierra nuestra modesta, pero acogedora oficina. Concluye una victoria colectiva que recuperó derechos y le quitó lana a los partidos. Pero también es cierto que nada termina. Estoy seguro que no nos vamos y que permaneceremos más activos que nunca: es necesario apostarle a la política y defender las convicciones. Pa' atrás ni pa' tomar vuelo.

Los rayos bañan de forma tenue la superficie rojiza de aquel planeta. Quizás la NASA no sabe si ya viene la noche o se fue. Pero, ¿quién podría pensar que le gana la noche al día? Los rayos de luz vuelven siempre.

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