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No pictures

En Galería Progreso, Karla Leyva decidió mostrar algunos elementos que ayudan en la construcción de una imagen pero que, en general, quedan fuera de ésta, escribe Patricia Martin.

A la entrada de la Galería Progreso se puede leer:

NO PRESS COVERAGE.

NO VIP OPENING.

NO CORPORATE FUNDING.

NO STATE GRANTS.

NO POSH ATTENDANCE.

NO ALCOHOLISM.

NO BLUFF.

JUST ART.*

En inglés para legibilidad entre personas del medio artístico .

Un espacio de exhibición es, cuando funciona, una herramienta a la que accedes a través de la cual se puede ver el mundo de manera renovada, que permite reflexionar acerca de tu entorno, leerlo de forma más crítica, poética y sensible.

Galería Progreso mide quince metros cuadrados, se han presentado a lo largo de casi tres años 22 exposiciones, el tamaño de la galería permite que el espectador tenga una experiencia de tú a tú con cada una de las piezas expuestas.

Este septiembre Karla Leyva decidió mostrar dentro de este espacio algunos elementos que ayudan en la construcción de una imagen pero que, en general, quedan fuera de ésta: un reflector redondo de tela dorada plegable y un proyector de luz que se usa en el teatro, también una pista de sonido y el título completan esta bella instalación. Anclado al piso y el techo, el reflector es iluminado por un sistema mecánico que va cambiando de color, mientras que en el espacio se escucha el audio de una serie interminable de clicks, compuesto por miles de obturadores accionándose al momento en que aparece Kim Kardashian frente a las cámaras de aquellos que tienen como tarea retratarla. El título de la exposición es tomado de la voz de la hija de la Kardashian gritando a los paparazzi: "No Pictures".

Al presentar estos elementos en el espacio de la galería, como se presenta un ready made, los mecanismos que están destinados a estar fuera de cuadro, cambian de posición volviéndose el centro de lo que vemos, haciendo que nos preguntemos cómo se construyen las imágenes fotográficas, que elementos las componen de que están hechas, pero también cómo es que construimos la imagen de nosotros mismos, que decidimos proyectar y reflejar, dejar fuera o hacer el centro, cómo lo hace este círculo dorado, qué tipo de luz elegimos reflejar, morada, verde, azul, plateada, cómo se construye una imagen fotográfica pero también cómo nos construimos nosotros para construir una imagen.

¿A qué motivos ulteriores servimos cuando nos construimos para?, ¿al servicio de quién estamos? ¿qué tipo de hoguera alimentamos con esta nueva obsesión de proyectarnos?, Imágenes que circulan a velocidades y cantidades esquizofrénicas en nuestra nueva era digital donde todo es superficie que refleja...reflector…reflejo.

En ese sentido galería y obra emanan una misma reflexión, quizá es sólo el afuera, lo que no queda enmarcado, aquello que no está incluido, lo excluido; aquello que no ocupa el centro, lo excéntrico, lo que es capaz de reflejar, de dar luz e iluminar aquello que pasa en el centro, es este estar fuera lo que permite vislumbrar los juegos existentes de la necesidad de pertenencia, de cómo se construyen y a quién alimentan.

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