Opinión

Otra visión fiscal


 
Claudia Olguín
 
 
Las reacciones inmediatas a la propuesta de reforma fiscal de gravar con el Impuesto al Valor Agregado (IVA) las transacciones inmobiliarias de compraventa y arrendamiento han logrado formar una apreciación clara del efecto negativo que traerá en el mediano y largo plazo al negocio.
Mientras algunos aseguran que la falta de noticias en el mercado de capitales mantiene ilesos a los diferentes vehículos de inversión (Fibras y CKDes) por el desmantelamiento de los regímenes fiscales especiales, otros ven más allá sobre el efecto que traerá consigo el IVA en el mercado habitacional y que busca mitigarse con una política de subsidios.
 
 
Los topes para la deduciblidad de pago de intereses vienen a caer en un mal momento para un sector que recién se acomodaba del descalabro en imagen y las finanzas de acreedores que han causado las principales empresas desarrolladoras de vivienda.
 
 
En el fondo queda claro que esta reforma no es promotora de un sector que en los últimos 12 años había recibido el apoyo específico del gobierno federal, por los beneficios sociales y de progreso que trajo a diferentes regiones del país.
 
 
Así, queda claro que el extenso parque habitacional, mucho del cual vive con un universo de irregularidad fiscal de 45 por ciento aumentará.
 
 
En materia turística el efecto no es menor. En el negocio inmobiliario se eliminaría la tasa cero del IVA a servicios de hotelería y conexos para turistas extranjeros que participan en congresos, convenciones, ferias y exposiciones, así como el tratamiento de la denominada región fronteriza que ahora pagará 16 y no 11 de IVA por ciento como anteriormente lo hacía.
 
 
Bajo esas nuevas reglas fiscales, qué sucedería con el mercado inmobiliario de Cancún o Riviera Maya, donde turismo y compradores de segundas casas ahora tendrían que considerar el pago del IVA.
 
 
También impuestos al carbono
 
 
Preocupados están los productores de carbón, ya que en la reforma hacendaria el impuesto al carbono (impuesto verde) propuesto por la institución que capitanea Luis Videgaray, tendrá efectos negativos  pues generará aumento de costos y precios y representa 30 veces más de lo que se paga en Europa.
 
 
El impuesto, de 178.33 pesos por tonelada, se aplica a los productores y no a los consumidores, con lo cual no se incentiva el avance en el uso del carbón, combustóleo y otros hacia energías más limpias, añaden los productores. Se propone un gravamen que repercutirá en el valor del gas, cuando se está importando más del 30 por ciento a precios por encima de los 18 dls /mmbtu.
 
 
Por ejemplo ¿qué va a pasar con los precios de los productos de CFE y Pemex, si hay incrementos en los insumos energéticos como resultado de dicho impuesto? De la extracción del carbón se genera el 10 por ciento de la energía eléctrica que se consume en México.
 
 
Mientras en Europa para fortalecer su economía, han optado por sustituir al gas (caro) por carbón (más económico) en México no se reducen las mayores emisiones (de C02 o carbono), pues más de 60 por ciento se han incrementado por el crecimiento desordenado  del transporte y las grandes ciudades.
 
colguin70@gmail.com
 
 
 
 

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