Opinión

¿Nos volverá a ayudar el consumo privado?


 
 
 
Luis Adrián Muñiz
 

Como es bien conocido, el primer trimestre de este 2013 resultó un periodo de bajo crecimiento económico, 0.8% según la cifra oficial del INEGI, y 2.2% si se controla por el importante efecto calendario que afectó a la economía en dicho periodo.
 

La combinación de factores como la desaceleración económica global, la aún incierta situación de Estados Unidos, y el inicio de la administración del presidente Enrique Peña Nieto influyeron para que distintos componentes del PIB no aportaran al crecimiento económico (por ejemplo, la inversión) o, incluso, restaran dinamismo a la economía tal y como no lo habían hecho en años (el consumo de gobierno).
 

De este modo, prácticamente la única fuente de crecimiento en el primer cuarto del año provino del consumo privado, si bien éste únicamente creció 2.6% anual en dicho periodo, uno de sus peores avances desde la crisis global de 2008.
 
 
Al analizar su comportamiento histórico, se observa que el consumo privado ha aportado, en promedio, cerca de 87% del crecimiento económico trimestre a trimestre, por lo que anticipar el comportamiento de esta variable resulta particularmente informativo para las expectativas de crecimiento en la economía.
 
 

De esta manera, un escenario de bajo crecimiento para el consumo privado, muy probablemente implicaría un crecimiento del PIB igualmente deprimido, y viceversa.
 
 

Al día de hoy, aún resulta anticipado hablar del comportamiento del consumo privado durante el segundo trimestre del año, en vista de que algunas variables importantes como el índice de ventas de establecimientos comerciales, y las importaciones no petroleras de bienes de consumo únicamente han sido publicadas hasta el mes de mayo (a principios de la semana se da a conocer el dato de las ventas de establecimientos comerciales durante mayo, y al cierre de la misma el dato de la balanza comercial de junio).
 
 
Sin embargo, existen otros indicadores más oportunos, como las ventas de las cadenas asociadas a la ANTAD y el índice de confianza del consumidor, que ya han sido publicados al cierre de junio, y resultan de gran ayuda para comenzar a inferir el comportamiento del consumo al cierre del segundo trimestre de 2013.
 
 
Al ser agregadas en términos trimestrales, tanto las ventas mismas tiendas de la ANTAD como el índice de confianza del consumidor muestran, en el segundo trimestre, un retroceso respecto del trimestre previo. La primera pasó de una caída de 1.44% a una de 4.87% anual en términos reales, y la segunda pasó de un crecimiento de 2.96% en el primero a un retroceso de 1.7% anual en el segundo trimestre.
 
 
Las altas correlaciones que guardan estos últimos dos indicadores con el consumo privado, en ocasiones superiores a 70%, indicarían un posible crecimiento del consumo incluso menor al observado en el primer trimestre del año, lo cual resulta preocupante dada la importancia de este componente en el crecimiento agregado de la economía.
 
 
Así, y a reserva de lo que otros datos por publicar nos indiquen, pareciera que el consumo privado en la economía vivió un segundo trimestre bastante complicado. De concretarse esto, la principal fuente de crecimiento que ha tenido la economía en 22 de los últimos 37 trimestres mostraría signos de agotamiento, con lo que dependeríamos de manera importante de la aportación del consumo del gobierno, la formación bruta de capital y del comercio exterior para impulsar el crecimiento de la economía, rubros que también han resentido la desaceleración económica global e interna, las medidas de disciplina fiscal y la volatilidad que han enfrentado los mercados internacionales en las últimas semanas.
 
 

Por lo pronto, la evidencia de desaceleración económica en el segundo trimestre del año pareciera ser cada vez más contundente en vista de lo que indicadores como la producción industrial y el indicador de pedidos manufactureros han revelado.
 
 

De este modo, el hecho de que el consumo privado vuelva a sostener de manera tan importante el crecimiento de la economía pareciera ser menos probable con el paso de las semanas, o al menos no en la medida en la que lo hizo en el trimestre previo.
 
 
En adelante, esperamos que las condiciones económicas globales, en particular las prevalecientes en Estados Unidos, mejoren, que el gobierno federal elimine el subejercicio del gasto público, y que la inversión fija bruta retome su dinamismo, de tal manera que el crecimiento económico provenga de distintas fuentes, y no sea sostenido de manera tan importante por el desempeño de un solo componente, tal y como sucedió durante el primer trimestre del año con el consumo privado.
 
 
En caso de que esto no ocurra, entonces continuaríamos enfrentando un escenario de bajo crecimiento, y con un avance en el PIB que podría incluso ser menor al 2.2% anual que esperamos para el cierre de este año.
 
 
 

Economista del sector privado
 
 
 
 
 

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