Opinión

Muchos problemas son por la incapacidad de debatir


 
Benito Solís Mendoza
 
 
Después de varios años de recorrer el país viendo su grandeza y sus maravillas, pero también sus graves problemas y carencias, me sorprendo que temas que parecían superados y resueltos se vuelven a presentar por la incapacidad de quienes toman las decisiones relevantes para escuchar a los demás y aceptar que otros pueden tener razón.
 
 
En México no es frecuente que se enseña en las escuelas a debatir, que consiste en la discusión de opiniones contrarias sobre un tema o un problema con argumentos lógicos y racionales. Lo más común es que se proporcione a los alumnos una gran cantidad de información que deben de memorizar, por lo que no saben discutir y convencer con información y argumentos sólidos a los demás o aceptar la posición de los otros.
 
 
Por lo mismo, no se sabe debatir y lo más frecuente es que se tenga confrontaciones y enemigos que hay que vencer y destruir. Por ejemplo, leo que la pasada reunión interna de la CNTE termina con dos maestros heridos, uno con arma blanca y otro descalabrado porque… ¡no lograron ponerse de acuerdo!
 
 
Es frecuente que los políticos y los líderes, los funcionarios y en general las personas piensan que ellos tienen la verdad que deben de imponer a los demás. El saber escuchar y contrastar nuestra "verdad" con las demás no es un ejercicio que se realice con frecuencia, pero que sería muy útil para el desarrollo de nuestra nación.
 
 
Lo más común parece ser que se tienen dogmas que alguien inculcó en el cerebro de los niños y que los datos deben de adaptarse a esos prejuicios durante todo el resto de su vida. Por eso, en la discusión de los distintos problemas no trata de buscar una solución, sino de convencer a los demás de que yo sí sé lo que se tiene que hacer. Recuerdo que hace muchos años un funcionario me dijo que si la realidad no coincidía con sus afirmaciones y creencias, pues… ¡pobre realidad! cuando contrasté sus conceptos con los datos disponibles. Por supuesto que tomó decisiones muy costosas para el país.
 
 
Por esta razón me dio mucho gusto el participar como juez en el 6° Congreso Nacional Universitario del Debate que tuvo lugar en días pasados en instalaciones de Conacyt, del ITAM y la gran final fue realizado en el IFE. Participaron estudiantes del CIDE, de la Escuela Libre de Derecho, de la Universidad Panamericana y del ITAM, del Tec de Monterrey y de la Universidad de Guadalajara, de La Salle y de muchas otras más. Este evento lo organiza la asociación civil Mar Adentro de México, con sede en Guadalajara.
 
 
Me sorprendió ver la forma en que los distintos temas son estructurados, presentados y aceptados o rechazados por los distintos debatientes de manera inteligente, buscando información relevante, sin dogmatismos ni adjetivos para el contrincante, pero tratando de llegar a conclusiones sólidas. La búsqueda de errores en el análisis de los otros, pero de una manera lógica es útil para avanzar en la construcción de ideas.
 
 
Los tres primeros lugares fueron para los grupos del CIDE, de la UNAM y en tercer lugar empataron la Universidad La Salle Bajío y la Escuela Libre de Derecho. Se consideró que el Mejor Debatiente fue un alumno del ITAM.
 
 
Se debería de fomentar esta técnica en las distintas escuelas y universidades para aprender a escuchar a los demás y tomar en cuenta sus criterios y propuestas y no sólo las propias. Esto sería muy útil para el desarrollo de nuestra sociedad y nuestra economía.
 
 
 

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