He Dicho

Antes de Furch, los Jiménez, Lozano, Hernández, etc.

Debemos valorar el esfuerzo de muchos mexicanos que a pesar de tantos obstáculos se abren camino buscando ser considerados en la Selección, escribe Miguel Gurwitz.

La ausencia de grandes delanteros mexicanos es y será un mal crónico de nuestro futbol, y nada tiene que ver con la mentalidad, cualidades, hambre de triunfo o capacidad.

Tristemente no pierde vigencia el tema porque directivos y entrenadores, si no lo desean, sí que lo provocan: torneos cortos, negocio con el futbolista extranjero, exagerada cantidad de contrataciones, urgencia de resultados (que ni siquiera con el extranjero llegan) y una ambición que no conoce límites.

Es sabido que en este futbol un negocio rápido y gordo requiere de dos partes: el promotor dispuesto a vender a cualquier precio, y el directivo capaz de pagarlo sin importar que el jugador cumpla o no con un perfil, si tiene o no calidad o si cuenta al menos con la mínima cuota de calidad para llegar a nuestro futbol; mientras exista el negocio, pocas evaluaciones se hacen, claro, salvo honrosas excepciones que, a su vez, confirman la regla.

Ese es el primer paso, el siguiente se produce cuando este futbol se vuelve ecológico y recicla cualquier cantidad de jugadores sin importar cuantos fracasos sumen en nuestro circuito. Y la joya de la corona es cuando lo venden porque no dar el ancho, pero lo contratan un par de años después a precio de crack.

Sucede en casi todas las posiciones, pero con los delanteros, el mercado es más jugoso, por eso debemos valorar el esfuerzo de muchos mexicanos que a pesar de tantos obstáculos se abren camino buscando ser considerados en la Selección.

No establezco que el delantero mexicano deba ser convocado al Tri por lástima, ya que se trata de formar un equipo capaz y competitivo, pero en algún momento deben formar parte de la evaluación factores como la cantidad de minutos, goles, oportunidades recibidas, y muchos otros puntos que debieron superar para formar parte de la élite, más cuando en el debate aparece la figura de un futbolista naturalizado que, como extranjero que llega, el voto de confianza es mucho más grande.

El nombre es lo de menos, aunque hoy se trata de Julio Furch que ha manifestado su interés en la Selección Mexicana.

Cada uno tendrá su opinión sobre los jugadores naturalizados en el Tri, las fibras son muy sensibles cuando se discute con bandera en mano. Algunos optan por favorecer la calidad sin importar de donde venga, y otros por la identidad y la representatividad. Lo que no debe perder perspectiva es el proceso de algunos delanteros mexicanos que vienen trabajando hace años intentando ganarse la consideración.

Creo que antes de Furch, el plan debería incluir entre muchas otras cosas, aprovechar el talento de Javier Hernández, generar el relevo con Raúl Jiménez y explotar las enormes capacidades de Hirving Lozano, eso, como para empezar a hablar.

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