Mauricio Jalife

Toca puertas del Senado Ley de Protección de Folclore

 

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El punto de acuerdo promovido por en el Senado para solicitar la intervención del Ejecutivo, por medio de la Secretaría de Economía, para realizar el retiro de muñecas artesanales propias de la etnia mazahua-otomí, que son comercializadas en las tiendas Liverpool y que son importadas de China es, por decir lo menos, descontextualizada e improcedente.

Es una paradoja que sea el propio Senado, a través de la secretaria de su Comisión de asuntos indígenas, Sonia Rocha Acosta, la que haga este llamado, cuando ha sido precisamente el Congreso federal el que ha sido indiferente a discutir una legislación para proteger las expresiones de folclore en nuestro país. Es necesario comentarle a la senadora que, ante la inexistencia de esa legislación, su llamado a retirar los productos mencionados es totalmente infundada y constituiría, de hecho, un abierto atropello a los derechos de los empresarios involucrados en su importación y venta.

Para que la elaboración y venta de productos artesanales propios de alguna etnia o comunidad sea reservada en favor de las mismas, y se pueda impedir su comercio por terceros ajenos a éstas, es indispensable legislarlo; y todas las manifestaciones realizadas en contrario no tienen más contenido que las famosas e inocuas "llamadas a misa". Países como Panamá, Colombia, Túnez, Sudáfrica, Nueva Zelanda y muchos más cuentan ya con leyes de protección de expresiones de folclore y conocimiento tradicional, a pesar de que sus productos étnicos son, en proporción, mucho menos significativos en número y calidad que los elaborados en nuestro país.

Los objetivos de este tipo de regulación van muchos más lejos que los clamores inflamados por súbitos ataques nacionalistas como los que regularmente presenciamos, cada vez que se reporta una copia o imitación de productos de arte indígena. La protección incluye la literatura popular, artes y oficios tradicionales, música, artes visuales y ceremonias populares, creencias populares, arquitectura tradicional asociada con localidades específicas, así como formas de conocimientos populares relacionados con fármacos y la práctica de la medicina tradicional, la agricultura, la conservación y el empleo sostenido de la diversidad biológica.

Hay que recordar al Senado que, entre otros graves olvidos de legislación en materia de Propiedad Intelectual -ley de competencia desleal, de Indicaciones Geográficas y de estímulo a la innovación patentable-, estas piezas legales trascienden el mero vínculo de tutela del creador y el objeto, y se insertan en un marco de referencia ampliado, en el que las culturas autóctonas de México son reconocidas e insertadas como un principio de justicia histórica que les ha sido regateado. Empecemos por ahí: no se trata solo de no permitir importación de artesanías, sino de dimensionar la tradición y el arte de comunidades que han permanecido invisibles y que esperan, al menos, no ser despojadas impunemente de sus expresiones de identidad.

Correo: mjalife@jcip.mx

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