Mauricio Jalife

Los otros pendientes de la reforma de marcas

Cualquiera que sea el candidato ganador a la presidencia, ojalá que alcance a vislumbrar la importancia de los temas de regulación en la construcción de un país que hace negocios con el mundo.

Finalmente, las formalidades necesarias para la publicación del decreto que reforma la Ley de la Propiedad Industrial se agotaron, y las modificaciones serán ley vigente a partir del próximo 13 de agosto. Hay que recordar que estos cambios, orientados a la regulación de marcas, se suman a los recientemente promulgados en materia de indicaciones geográficas y diseños industriales, los que en su conjunto dotan de toda una nueva estructura y figuras a esta importante legislación.

Los cambios actualizan diversos temas que estaban claramente rezagados en relación a las legislaciones de estas materias en otros países, desde la creación de nuevos tipos de marcas, como las olfativas y las sonoras, hasta la regulación de las indispensables marcas de certificación. Además, se mejora el sistema de oposición a nuevas solicitudes, se protege la imagen comercial y se crean nuevos delitos e infracciones administrativas.

El tema que ahora debe asumirse es que este tipo de reformas requiere de un paquete completo de ajustes, programas, normas reglamentarias e inversión en infraestructura que son indispensables si se pretenden alcanzar los objetivos que las impulsaron. En primera instancia, será necesario apurar la necesaria reforma al reglamento de la ley, que es urgente para facilitar la operación de nuevas figuras, de lo contrario, los nuevos tipos de marcas quedarían sólo en nivel conceptual, pero no sería factible operarlos en la práctica.

De hecho, muchos de los ajustes necesarios para la puesta en práctica del nuevo modelo pasan por la preparación que los funcionarios del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial deberán hacer en los siguientes 60 días, a fin de poder contar con los formatos, las tarifas y los criterios que se aplicarán en el día a día. En este punto, deberá aprovecharse la gran experiencia de los servidores públicos del IMPI, muchos de los cuales han acumulado varios lustros en la institución. Entre las decisiones a tomar, será necesario valorar si la institución puede implementar esta gran reforma con la misma infraestructura o es necesario crecerla en personal o en sistemas.

El otro gran reto que enfrenta la reforma es el de la necesaria difusión que las mismas exigen entre la comunidad empresarial del país para su debido aprovechamiento, ya que no se trata ahora de la respuesta esperada para resolver una problemática existente, sino en buena medida, de una legislación novedosa que debe mover las decisiones en las empresas hacia la innovación y las ideas.

Es claro que, ante la inminencia de los cambios en el Poder Ejecutivo en nuestro país, el tema corre el riesgo de ingresar a un paréntesis de espera que dañaría severamente la inercia reformadora si no se termina la obra con determinación y consistencia. Esperemos que cualquiera que sea el candidato ganador alcance a vislumbrar la importancia de los temas de regulación como fundamentales en la construcción de un país que, por vocación y decisión, hace negocios con el mundo.

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