Gestión de Negocios

¿Cómo sobreponerse al mal hábito del delay financiero?

El columnista explica en tres puntos cómo pasar de 'delay' financiero al 'forward' financiero.

Lo inusual no fue que se me acercara con determinación, ni que llegara con diversas notas todavía frescas en su cuadernillo. Lo que resultó distinto es que me hiciera una afirmación tan dubitativa como reflexiva: "Espero poder habituarme a vivir en forward financiero en mi nuevo mundo de ingresos variables. Acabo de caer en cuenta que en mi pasada vida de ingresos fijos, todo el tiempo viví en delay financiero".

El protagonista era un asesor de seguros recién graduado de su proceso formal de inducción a esa carrera y me había escuchado afirmar en la conferencia La Lógica del Dinero y la Riqueza 4.0 que el mayor reto para quien decide vivir las bondades del mundo de lo variable (ingresos sólo derivados de bonos y comisiones por desempeño o venta), no es aprender a construir resultados, sino a sobreponerse al eterno riesgo del delay financiero.

Así le llamo al efecto que se produce cuando alguien primero gasta (con justificación o sin ella) y luego se activa para producir los ingresos suficientes para hacer frente a esos gastos ya ejecutados.

Si las cosas le salen bien ese mes pagará todos lo que ya gastó. Pero si algún ingreso no se materializa como lo espera, ese individuo acumulará deuda en ese periodo. Y así un mes y así otro hasta que –con deudas normalmente abultadas y caras– llega el glorioso día en que un ingreso mayor le permite volver a poner sus cuentas en ceros; sólo para volver a gastar sin reparo, antes de ganar nuevo dinero.

¿Cómo pasar del delay (retraso) financiero a lo que ese asesor contra-denominó forward (anticipación) financiero? Entendiendo tres cosas básicas como punto de partida:

1) No es un asunto de cuánto ingreso, sino de cuándo ejerzo mis gastos. El delay financiero lo padecen igual personas de ingresos modestos, como individuos de ingresos millonarios. El denominador común suele ser un argumento de que se debe vivir bien aunque se deba, aderezado con un nivel agigantado de confianza en que producirán lo necesario en el futuro para ponerse al día en sus responsabilidades. Mejor una regla simple: Si no tengo el dinero para eso, no gasto en ello hasta tenerlo.

2) Se gasta rápido, pero se gana dinero lento. El mundo está diseñado para facilitar el gasto inmediato y arrebatado. Acceso en línea, meses sin intereses, entrega inmediata, porteo gratuito. No se requiere de mucho para gastar en una exquisita lista de necesidades, deseos y caprichos. Todo gasto debe estar alineado a tu ciclo de ingresos. Y en caso de duda, retrasa el gasto y enfoca tu energía en el ingreso.

3) El problema no suelen ser los fijos sino los gastos contingentes. Si bien es cierto que una cosa es lo que planeas gastar y otra lo que realmente gastas, en la vida financiera el mayor problema no suelen ser los siempre disminuibles gastos fijos. Hasta las finanzas más conservadoras tienen riesgo de desestabilización ante los gastos contingentes. Esos que se aparecen con sorpresa, normalmente ligados a hechos fuera de nuestro control (accidentes, enfermedades, quiebras de negocios de terceros, etc.) y que requieren dinero para hacerles frente.

Son muchas las cosas que deben ser aprendidas en la gestión financiera de una vida y un negocio, pero la primera es que se puede decidir si se quiere gestionar la realidad siempre amarrado a los actos del pasado o con margen de maniobra para hacer frente a las buenas posibilidades del futuro.

Y es que si bien abundan personas mal habituadas al delay financiero, lo cierto es que los más exitosos individuos con ingresos variables que conozco son seres que han aprendido a vivir en forward financiero aplicando una simple regla que Richard Templar sintetiza en su libro Las Reglas del Dinero: "Don´t spend it before you´ve got it".

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